El tener una mascota trae muchos beneficios, así lo demuestra un trabajo realizado en España llamado “Estudio sobre el vínculo entre niños y animales de compañía”.

Como resultado muestra que el 94% de los pequeños afirman sentirse mejor con un animal de compañía cerca, y un 60% cree que el relacionarse con ellos colabora en querer y respetar más a las personas, según el portal abc.es.

La investigación, hecha por la fundación Affinity, añade que los niños opinan que el 91% de los perros y un 78% de los gatos son felices en la sociedad, algo que lo atribuyen a varios factores como estar sano, jugar con sus dueños y la compañía familiar.

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La directora de la fundación, Isabel Buil, comenta que tener una mascota da una oportunidad para trabajar con valores como la amistad y la convivencia. Fue interesante ver que para los niños lo relacionado con la interacción social y la salud es más importante que el tener cosas materiales, por poner un ejemplo.

Buil agrega que entre los beneficios que aporta convivir con un animal está en lo que dan (compañía, diversión, alegría y cariño) y lo que enseñan (ser responsables, dar cariño y hacer el bien a los demás).

Dennise Caballero, de la agrupación Yo amo animales, de Guayaquil, agrega algo de su experiencia. “Como padres podemos inculcarle a los niños la responsabilidad que pueden tener en el momento de tener una mascota y enseñarles que no hay que maltratarla, sino cuidarla. Así formamos un niño que puede transmitir ese buen trato a los animalitos a sus amigos”, dice Caballero, quien indica que una mascota también ayuda a un niño a tener una mejor socialización.

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Enrico Bonfanti, doctor en psicología clínica, lo corrobora y agrega que las mascotas pueden dar una buena compañía cuando un niño está o se siente solo. De igual manera si sufre una pérdida familiar o pasa por un duelo. Recuerda a los padres que la responsabilidad del animal la debe tener el pequeño.

Pero hay que saber que cuando se recibe una mascota esta modifica la forma de vivir de sus dueños, pues implica varias tareas, pero al final pueden provocar buenos momentos.

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A la hora elegirlo se debe pensar la actividad que vaya a realizar, el tamaño y espacio que va a necesitar, su nivel de energía, entre otras cosas, por ello, en lo posible, escuchar el consejo de quien esté a cargo del lugar en que lo obtiene, ya sea adoptado u obtenido en un criadero. (I)