Una wiphala (bandera) gigante con los colores del arco iris flameaba en el ingreso principal a la plaza central del pueblo sarayaku, a donde se llega por vía aérea, en la selva amazónica de la provincia de Pastaza.

La plaza también estaba adornada con palmas de ramos a su alrededor y tenía asientos en la parte central para que la gente disfrutara de los tres días de la Pachamama Raymi (Fiesta de la Madre Tierra), que se realizó desde el viernes pasado hasta ayer.

En la parte frontal de la plaza estaba la mesa. Ahí, mujeres y hombres sabios del pueblo, así como los kuraka (autoridades) de cada comunidad e invitados compartieron la fiesta.

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Poco a poco, lugareños y visitantes coparon la plaza, el viernes último. Mujeres y hombres del pueblo se pintaron los rostros en señal de fiesta. En la celebración primaron juegos tradicionales autóctonos, como lucha libre, cerbatana, natación, lanzamiento de la flecha y marcha de resistencia y rústica. Esta última consiste en hacer el mejor tiempo en la carrera de 100 metros, cargando un tronco de madera, contó Félix Santi, presidente de Sarayaku.

También se eligió a la Sumak Kawsay Warmi (Mujer del Buen Vivir, en español) de Sarayaku. La ganadora fue Abigail Gualinga, quien representó a la comunidad Kali Kali.

También participaron Panga Gualinga, de la comunidad Shiwacocha; Shayla Gualinga, de Kushillu Kachi, y Sandra Malaver, de Chontayaku. Todas vistieron sus mejores trajes y adornos de la zona. Cada una estuvo acompañada de un guerrero del pueblo sarayaku.

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José Gualinga, expresidente de Sarayaku, resaltó la importancia de la Pachamama. Dijo que no significa un territorio, sino el mundo en su totalidad, en el que todos los humanos, sean pueblos amazónicos, afros, europeos, americanos, asiáticos, coexisten.

Llamó a los habitantes de Pastaza a sentirse orgullosos de su tierra e historia. (F)