La isla de Alcatraz, en la actualidad una atracción turística, albergó en el pasado a los criminales más peligrosos. Ahora, este presidio en la bahía de San Francisco se ha convertido en museo gracias a la exposición de Ai Weiewei, un artista y activista chino.

En total son siete los objetos expuestos, entre esculturas e instalaciones de audio y multimedia, que Weiwei de 57 años ha creado en su estudio de Pekín para @Large: Ai Weiwei on Alcatraz sin haber puesto jamás un pie en la isla.

El artista sabe bien lo que es una celda de prisión. Hijo de un conocido poeta chino, en el 2011 pasó 81 días en aislamiento. Posteriormente le fue impuesto el arresto domiciliario por un presunto delito fiscal y hasta la fecha se le prohíbe viajar al extranjero. Tampoco podrá ver su exposición, que arranca hoy y se prolongará hasta fines de abril del 2015.

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Con sus obras artístico-políticas, Weiwei ha ido mucho más allá de su propia situación. “Se trata de derechos humanos, libertad de opinión y la creación de una sociedad justa en todo el mundo”, resumió la curadora Cheryl Haines.

Con ayuda de 1,2 millones de piezas de lego, coloridos dragones de papel y penetrantes instalaciones de sonido, el artista quiere sacudir al espectador. Trace, una de las obras que casi ocupa la mitad de una sala, muestra 176 retratos de personas perseguidas, en el exilio o prisión —desde Nelson Mandela hasta Edward Snowden— realizados con piezas de lego.

Además se ha dado acceso a zonas de la prisión que antes estaban cerradas al público, entre ellas doce pequeñas celdas. En cada una hay un taburete y un altavoz escondido desde el que se pueden escuchar poemas, canciones y discursos de diferentes disidentes.