Conchita Wurst regresó el domingo a Austria, su país natal, en medio de aplausos y felicitaciones, incluido del presidente de este país, por el mensaje de "tolerancia" enviado por la victoria en el festival de Eurovisión 2014.

La 'drag queen' fue recibida el domingo al medio día en el aeropuerto de Viena entre una lluvia de purpurina y coros de más de mil aficionados, algunos de los cuales llevaban una barba pintada en el rostro.

Conchita empuñó orgullosamente su trofeo ante las cámaras, en medio de un popurrí rojo, blanco, rojo, los colores de la bandera austriaca, y de banderas con los colores del arcoíris, el estandarte de la comunidad gay.

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"Es un lindo día para Austria", declaró el presidente Heinz Fischer en un comunicado.

El triunfo de Conchita "no es solamente una victoria para Austria, pero ante todo (es una victoria) de la diversidad y la tolerancia en Europa", escribió Fischer.

Además, concluyó el mandatario, "el hecho de que (Conchita) dedique su victoria a todos aquellos que creen en un futuro de paz y de libertad duplica el valor de esta misma".

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Toda la clase política saludó el triunfo de esta austriaca, la primera victoria del país en Eurovisión desde 1966. Incluso la extrema derecha del FPÖ, que calificó antes de la competición a la artista travesti de "ridícula", declaró luego que "la gente se regocija cuando hay una victoria".

Conchita Wurst, de 25 años de edad, y cuyo verdadero nombre es Tom Neuwirth, se impuso en Copenhague con la canción "Rise like a Phoenix", una balada ultraclásica con aires de música de película de James Bond de los años 60.

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Pero Conchita destacó sobre todo por su 'look' de diva, envuelta en un vestido dorado de lentejuelas de corte sirena, ojos almendrados, una larga cabellera y una barba postiza que utiliza únicamente en el escenario.

Sin embargo, este himno a la diversidad no fue del gusto de los medios tradicionalistas de varios países del este de Europa, principalmente en Rusia.

Reacción

Toda la semana han estado circulando peticiones contra la "abominación" Conchita Wurst, y páginas de indignados han florecieron en Facebook.

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El viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, escribió el domingo en su cuenta Twitter que el palmarés del Eurovisión "muestra a los partidarios de la integración europea lo que les espera al unirse a Europa, es decir, una mujer con barba".

Al contrario, en España, el diario El País, aplaudió el triunfo de Conchita Wurst, de quien dijo "tiene innegables capacidades vocales".

En Francia, el colectivo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros) saludó "una victoria de la tolerancia, un mensaje muy fuerte, teniendo en cuenta las declaraciones homofóbicas y transfóbicas hechas antes de la competencia, sobre todo en Europa del este".

Sin embargo, Conchita llegó tercera entre los votos de los telespectadores rusos, un resultado que relativiza los comentarios sobre una división de Europa sobre el tema de la homosexualidad entre el este y el oeste.

Conchita Wurst, quien sufrió de su diferencia a lo largo de su infancia en una pequeña ciudad austriaca, asume totalmente el carácter militante de su personaje: "¡Somos imparables!", declaró desde el escenario en Copenhague tras el anuncio de su victoria.

Al llegar al aeropuerto de Viena, la artista, cuyo apellido artístico 'Wurst' significa "salchicha", declaró que su victoria no es sólo personal "sino para toda la gente que cree en un futuro sin discriminación".