Por Gourman

“Buena cocina la de La Villa, restaurante italiano ubicado en Circunvalación y Las Monjas. Arrancamos la velada con sus tortellinis al cacao, hechos con cacao amargo, rellenos con pollo, hongos y bechamelle en una salsa de ron y crema de leche, coronado con laminas de queso parmesano. Un plato para recordar, con una composición totalmente afortunada, balanceada, con aroma intenso y sabor profundo y penetrante en el retrogusto. Es un plato que si usted va a La Villa recomendamos no irse sin probar.

Otra sorpresa siguió con el risotto de pistacho y prosciutto. El pistacho había sido tratado antes, molido probablemente con alguna especia y cocinado junto con el caldo del risotto, para lograr una buena amalgama y color, que con el prosciutto combinaba perfectamente. La única sugerencia que podría hacer a esta buena creación es que las láminas del jamón estén mucho más finamente cortadas.

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Una de las cosas que nos gustan de este sitio es que su propietario y chef siempre está atento atendiendo a sus comensales, por lo que por lo general se pueden pedir especialidades o recibir recomendaciones y sugerencias que no están en la carta. Fuimos un día entre semana, muy tarde en la noche, y aún había buena concurrencia en el local.

Es un restaurante en que todo se toma su tiempo. Nos recibieron con aranchinis como cortesía de la casa, que aunque estaban para chuparse los dedos esperamos más de 30 minutos hasta que llegó nuestro pedido. Hay que ir sin apuros. Una mejor selección de vinos ayudaría a la espera, aunque los excelentes precios de la pequeñísima selección que tienen compensa un poco.

Probamos también los espaguetis marineros. El término y calidad de la pasta, inigualable. La salsa fantástica. Perfumada, fuerte y sin acidez. El término del pulpo no fue el perfecto. Fue el error que pudimos observar de la cocina.

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Luego de tal entremés seguimos con un generosísimo filetto di manzo al gorgonzola, suficiente para dos personas, a $23, acompañado con un puré de papas campesinas.

Le sonará raro al lector lo que voy a decir: el puré estaba excelente. Con parte de la cáscara, nos sorprendió. Las cosas sencillas, hechas bien, como Dios manda, siempre sorprenden. Los filetes gruesos y rojos, terminados a la parrilla, con queso gorgonzola, cebollín y perejil.

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La cena terminó de manera satisfactoria. La relación precio calidad del restaurante es muy buena. Cabe destacar que el chef ha hecho un esfuerzo por crear una carta interesante. Puede encontrarse desde el clásico vitello tonnato, una maravillosa combinación fría de ternera, alcaparras, mayonesa casera y atún; hasta lo descrito, pasando por una especial porchetta del chef, medallones de cerdo rellenos con finas hierbas, ajonjolí y tocino, cocinados al horno en vino blanco.

El chef Silvio Bugano creó en La Villa una buena oferta de gastronomía italiana. (O)