Por Gourman

Hace poco la hora de almuerzo me agarró en la calle, yendo a una cita. ¿A quién se le ocurre poner una reunión de 13:30 a 14:30 de la tarde? Al salir del encuentro, me hallaba en la avenida 9 de Octubre y Los Ríos, frente a un local llamado Pizza Focaccia. Así que decidí entrar. Es pequeño, con un mezzanine, que encontré con el aire acondicionado apagado y el televisor prendido a todo volumen, mientras un ciudadano en la pantalla, que asumo era famoso, daba ladridos reguetoneros.

Venden pizzas personales, vistas en la vitrina, lo que me recordó el típico puesto de pizza neoyorquino. Pedí una de jamón y champiñones, otra de queso con jamón y un calzone. No había mucha variedad. Me interesó la de salami, pero tenía salchicha cortada en trocitos, que sin duda era Frankfurter de funda, muy usada en hot dogs, por lo que pasé de ella. Cada pedazo, de tamaño no necesariamente generoso, cuesta alrededor de $ 3. La calidad de los ingredientes me decepcionó un poco, por lo que salí rápidamente luego de unos bocados, viendo casi exactamente al frente, una cafetería llamada Assian Coffee Roaster. Nombre complicado, ¿no le parece? Me encontré con una preciosa cafetería, magníficamente decorada. Tubería y estructura vista en los techos, con paredes de ladrillo y mucha madera de pino, le daba un aire industrial. Probamos varios platos de la carta. No hay sorpresas, la comida no nos asombró, pero es adecuada para una cafetería.

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Intentamos varios platos: El bol de tres carnes, una hamburguesa y el sánduche de roast beef. Además, un quiche loraine y una ensalada. Todo lo que comimos estuvo bien. Con pocos cambios pasarían de un buen lugar a uno muy bueno.

Por ejemplo, el queso cheddar de funda podría reemplazarse, así como ensaladas y sánduches podrían trabajarse en cuanto a su composición y subirían de nivel. Todas las personas que viven y trabajan alrededor tienen una buena opción para sus almuerzos en este local. La carta es grande y variada en sánduches, soufflés, ensaladas y otros platos típicos de este tipo de negocios.

Hay una buena variedad de postres. El waffle de todas las frutas estuvo muy bien. Con nutela, azúcar impalpable y una buena masa. Lo que sí nos sorprendió fue el café. Tienen un cuarto de tostado dentro de la cafetería. Se tuesta y muele el café in situ, en un espacio con paredes de vidrio que le permite al comensal ser testigo del proceso. Probamos un expresso con granos de Imbabura y otro con granos de Pallatanga. El administrador nos dio información valiosa para degustar y notar los diferentes grados de acidez y sus notas de tostado particular, lo que sin duda enriqueció la experiencia. Es evidente que el local trata de diferenciarse en servicio y en oferta. Algo valioso que es pocas veces encontrado en nuestra ciudad. (O)