Para poder alcanzar un sueño placentero, profundo y reparador son muchos los factores que se deben tener en cuenta, pero sin duda la elección de un buen colchón es determinante.

Es posible que se encuentren opiniones diversas cuando nos embarcamos en la búsqueda del colchón ideal. Esto porque el tema es muy subjetivo, ya que cada persona tiene sus gustos y preferencias particulares a la hora de dormir.

Sin embargo, antes de adquirir uno se deben tomar en cuenta aspectos básicos, afirma Diana Pérez, gerenta comercial de la corporación Sicorpmattress S.A. “El cuerpo humano suda, al haber humedad existe proliferación de bacterias y esto solo se puede evitar teniendo un excelente sistema de circulación de aire en el colchón en que se duerme... esto es básico, no solo para sentirnos frescos sino por higiene, nuestros colchones tienen capas de espumas de gel... ayudan a controlar mejor la temperatura”, indica.

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Pérez asegura que también se debe valorar el tiempo de vida útil del colchón y que lo aconsejable, por higiene, es cambiarlo cada 6 a 7 años.

Con esto concuerda Carlos Cedeño, vendedor de colchones por más de siete años en el sur de Guayaquil, y, además, afirma que la postura en la que se duerme es clave antes de adquirir un colchón. “Si la persona se acostumbró a dormir en un colchón muy firme, lo ideal es que no se cambie a uno muy suave, los cambios bruscos afectan y a nuestro cuerpo le toma mucho tiempo adaptarse. La posición en que dormimos es fundamental, debemos comprar un colchón y almohadas que alineen nuestra columna vertebral”, dice.

Además, sostiene que en el momento de probar uno las personas no deben sentir vergüenza: “Cuando vayan a la tienda tienen que acostarse, acomodarse, inclusive ubicarse en la posición que normalmente duermen para asegurar el confort”.

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Según el portal de noticias BBCMundo.com, el hombre dedica un tercio de su vida (23 años) para dormir, aproximadamente. De allí la importancia de elegir de forma adecuada el colchón ideal. (I)

3 AÑOS

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En el caso de los niños es la edad máxima a la que se debería hacer que dejen la cuna. Hay especialistas que recomiendan, incluso, que a los dos años ya duerman en una cama.