A la Función Electoral se le critican varias actuaciones durante las presentes elecciones. Una reciente es que el Consejo Electoral haya anunciado la noche del domingo 7, con base en una muestra insuficiente del conteo rápido, una proyección de resultados para la dignidad de presidente de la República informando que habría segunda vuelta, cuando la diferencia de votos por el segundo puesto era muy estrecha entre Guillermo Lasso y Yaku Pérez.

Varios analistas han opinado que debió esperarse hasta que haya mayor certeza para hacer el anuncio. Con el transcurso del escrutinio se fue generando tensión entre los simpatizantes de CREO y Pachakutik, así como entre quienes respaldaron con su voto esas candidaturas. No se hicieron esperar las acusaciones de fraude, la exigencia de abrir todas las urnas y la zozobra ante un posible conflicto social.

El pasado viernes, luego de varias horas de reunión entre los vocales electorales y los candidatos que se disputan el paso a la segunda vuelta para enfrentar al candidato del correísmo, se acordó una solución improvisada para superar el empantanamiento: revisar el 100 % de la votación en Guayas, incluyendo las actas con novedades, así como el 50 % de la votación en 16 provincias.

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El CNE elaborará un instructivo para operar el acuerdo y habilitará una veeduría ciudadana al sistema informático con delegados de las partes.

Es aconsejable la presencia de delegados de al menos las cuatro fuerzas políticas que concentraron el grueso de la votación, para evitar posibles nuevos reclamos que puedan entorpecer el cumplimiento del calendario electoral.

La presidenta del órgano electoral ha anunciado que “todo el proceso se transmitirá en vivo en los canales del CNE de manera continua”. Bien que así sea, pues la primera y la segunda vuelta requieren que tanto los electores como los candidatos participantes confíen plenamente en la transparencia del escrutinio, y en que se garantiza el respeto a la voluntad del pueblo expresada en las urnas. (O)