Hoy termina la campaña electoral y los candidatos no podrán hacer más proselitismo por la vigencia del silencio electoral estipulada en el artículo 207 del Código de la Democracia. Quedará a los electores reflexionar su decisión hasta el domingo 5 de febrero, día en el que deberán acudir a las urnas para elegir a los gobiernos seccionales (prefectos, alcaldes, concejales, juntas parroquiales), miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) y contestar las ocho preguntas del referéndum.

Como parte del análisis de las opciones los electores considerarán las ‘perlas’, acciones, videos, discursos y demás contenidos expuestos en distintas plataformas que han privilegiado la forma y no el fondo.

El centro de la campaña no han sido los planes registrados en el Consejo Nacional Electoral (CNE) ni cómo piensan cumplirlo, sino ofertas que caen en la demagogia, populismo y hasta falta de respeto a la ciudadanía.

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Una muestra de esto se dio hace unos días en un programa de televisión en Manabí, donde un candidato a prefecto sacó un cuchillo mediano para cortarle la cabeza a una serpiente de utilería que ‘representaba’ la corrupción, ante la mirada sorprendida del entrevistador. Este episodio se suma al de otros postulantes que han ‘hablado’ con perros, uno que envía besos volados, uno que se convierte en supersayajín, otro que imita a Jean-Claude Van Damme y se desgonza entre dos vehículos, hay quienes lanzan bebidas y salsa picante, hasta los que dan consejos de vida al estilo gurú. Esto, sin contar los ya ‘tradicionales’ candidatos que cantan y bailan, aunque ahora también lo hacen en la red social TikTok.

Si bien las formas de comunicación han cambiado y requieren la adaptación a nuevas plataformas y estilo de sus usuarios, es necesario valorar si en esta nueva estrategia los políticos están subestimando la inteligencia de los nativos digitales y de quienes se incorporan a las nuevas tecnologías. ¿Todo vale para buscar un voto?

Las mismas plataformas digitales donde se hace campaña dan cabida en estos días a denuncias de corrupción contra candidatos o su entorno. Incluso se hacen pedidos de investigación a la Fiscalía General del Estado.

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Las acusaciones deben tener sustento. En pleno periodo electoral no pueden convertirse en parte de un juego político desleal que al final afecta a una población que clama por autoridades confiables.

El Consejo Nacional Electoral ha reconocido las dificultades para el control de la campaña en el espectro digital, más allá de que en el Código de la Democracia constan sanciones para los candidatos que irrespeten el periodo de reflexión dispuesto.

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Las reglas están dadas, será la ciudadanía la que tenga la decisión final. (O)