Varios hechos parecen confirmar que las autoridades no han avanzado como se pretendía en recuperar el control de los centros penitenciarios: los capos en las cárceles van de hacer fiestas a masacrar a sus rivales; los familiares se enteran de lo que pasa en esos recintos a través de los videos que los reos suben a las redes sociales; de los sanguinarios ataques no se identifica a los responsables; después de la contención se reanudan los incidentes.

Que haya muerto Leandro el Patrón Norero, quien estaba preso en la cárcel de Cotopaxi, podría significar que se desvanezca la posibilidad de llegar a sus nexos en los procesos que los vinculan con presunto narcotráfico y una red de lavado de dinero. Norero fingió su muerte una vez, en Perú. Las autoridades ecuatorianas deben cerciorarse de que las pericias incluyan un examen genético.

El director de la Policía Científica dijo ayer martes que entre los cuerpos identificados hasta el mediodía se encontraba el de Leandro Norero. Por su parte, el director de la Defensoría Pública del Cotopaxi, quien visitó el lugar de los incidentes, dijo que la mayoría de los cuerpos están desmembrados. Nuevamente, algunos reos que cuentan con teléfonos celulares y conexión a internet difundieron videos con imágenes escalofriantes en las que se ufanan de los crímenes que cometen de forma colectiva, con saña, y como logro se atribuyen semejante acto de crueldad deshumanizante nombrando la banda criminal a la que dicen pertenecer.

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‘¿Y qué podemos hacer? Esperar, llorar, angustiarse’, la desazón de familiares en exteriores de cárcel de Latacunga

Según información proporcionada por el Servicio Nacional de Atención a las Personas Privadas de la Libertad (SNAI), 15 reos murieron y 21 resultaron heridos en esta nueva masacre, la cuarta en el 2022, que ya acumula 92 muertos. Pero si se suman los nueve hechos de extrema y sanguinaria violencia desde el 2021, son casi 400 los fallecidos en cárceles.

Es hora de que el SNAI y el Gobierno rindan cuentas y expliquen el porqué no logran controlar las cárceles. ¿Por cuánto tiempo más se espera seguir teniendo amotinamientos sanguinarios? (O)