Ayer se cumplió un año de la más sanguinaria masacre carcelaria del país, producto de ataques entre bandas, que causó 119 personas privadas de libertad asesinadas y 79 heridas, en el Centro de Rehabilitación Social de Varones n.º 1 de Guayaquil.

Familiares de las víctimas realizaron varias actividades en torno al aniversario de la tragedia y dijeron seguir a la espera de que las investigaciones arrojen resultados concluyentes para que se administre justicia. La demora le atañe también a la sociedad toda, por las implicaciones que para esta tiene un sistema carcelario que no está debidamente administrado.

‘Yo pido justicia por mi hijo’: a un año de la peor masacre carcelaria, las familias de reclusos fallecidos anhelan resultados

Durante el año 2019, un total de 55 reos fueron asesinados en los centros penitenciarios del Ecuador, que está compuesto por 36 prisiones. En el siguiente periodo anual fueron 34; y en el año 2021 la cifra superó los 300 casos. Los intentos de amotinamiento han continuado, así como las posteriores requisas de armas, explosivos, teléfonos celulares y droga que siguen entrando en los recintos carcelarios, cuya seguridad debería impedirlo.

Publicidad

Según información del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) de julio pasado, la población carcelaria comprendería unas 32.000 personas; de estas, 2.065 son mujeres y unas 13.000 no cumplen sentencia. Con el objetivo de trazar correctivos, se busca conocer la realidad de las cárceles a través del censo penitenciario que está en marcha, para saber cuántos son y las condiciones de los reos, pues cuando han ocurrido las matanzas ha habido dificultad para identificar a las víctimas, no se diga para ubicar a los victimarios.

Censo penitenciario no incluirá a adolescentes infractores, según titular del SNAI

Se aspira a que el Estado tenga pleno control de las cárceles –para impedir otras masacres y la injerencia desde ahí del crimen organizado en la actividad delictiva en las calles–, que se cumpla con la función de rehabilitación social y que no siga habiendo miles de presos sin sentencia y otros que ya han cumplido la pena, pero sobre todo es de esperar que quienes vuelven a cometer crímenes en las cárceles sean procesados y sancionados. (O)