Está en vigencia el salario básico unificado de 450 dólares fijado por el Gobierno nacional. El reciente incremento de 25 dólares es representativo para el segmento de emprendedores que tras un año 2022 en que se potenció la reactivación pos-COVID tiene el desafío de, al menos, mantener operativo a su personal y evitar sumarse a indicadores como el de Global Entrepreneurship Monitor Ecuador (GEM por sus siglas en inglés), que registra que un emprendimiento no sobrepasa el umbral de 42 meses en el país.

El salario, que para los trabajadores sigue siendo insuficiente cuando la canasta familiar básica se ubicó en 761,14 dólares a noviembre de 2022, no es el único desafío para quienes ya temen tener que cambiar sus modalidades a servicios prestados o en el peor de los casos reducir su fuerza laboral por los costos de producción.

Ecuador, entre los países con el salario mínimo más alto de la región para el 2023

Este Diario mostró en su serie ‘Así se emprende en Ecuador’ que hay potencial, innovación y proyecciones. Personajes decididos a buscarse una oportunidad económica y desarrollar nuevas fuentes de empleo. El camino es complejo, se requieren no solo creatividad y tiempo, sino también inversión, conocer la legislación local, las condiciones y oportunidades de negocios hacia afuera. En ese camino el Gobierno debe ser más agresivo en el acompañamiento, llegar con información para impulsar sostenidamente a este segmento.

La Ley Orgánica de Emprendimiento e Innovación (2020) promueve la cultura emprendedora e implementa modalidades societarias y de financiamiento. Es obligación de los emprendedores analizar la legislación para exigir derechos y cumplir obligaciones. Ecuador posee mayor tasa de actividad emprendedora temprana (TEA) de la región con 36,2 %. En el país existen 6.378 negocios en el Registro Nacional de Emprendedores.

El ecuatoriano es audaz y trabajador. El régimen implementó a través de BanEcuador créditos para emprendedores, en la banca privada también hay líneas para el sector, pero no se deben dejar de lado las políticas públicas, la capacitación tecnológica y las tendencias. (O)