En agosto de 2022 hubo una fuerte explosión en el barrio del Cristo del Consuelo. El ataque de esa madrugada de domingo no fue el primero que se suscitaba en Ecuador, pero sí el más fuerte que experimentaba Guayaquil en este siglo, con 5 muertos, 17 heridos y decenas de casas afectadas.

Desde entonces en la ciudad las explosiones –de mayor o menor grado– se repiten ante el terror de ciudadanos amenazados por extorsionadores (vacunadores), bandas o sicarios.

El 13 y 14 de agosto pasado, desde esta columna se demandó firmeza en las acciones contra la delincuencia que desangra a los ecuatorianos. Han pasado siete meses desde aquella gran explosión y el turno llegó a los periodistas.

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El 20 de marzo de 2023 detonó, afortunadamente sin una potencia mortal, un USB Killer, como se conoce al explosivo que le llegó en un sobre amarillo a Lenin Artieda, periodista de Ecuavisa.

Además de expresar la solidaridad con el comunicador, la televisora fraterna, así como con los otros tres destinatarios de estos pendrives, que se detectaron a tiempo tras la alerta de Ecuavisa o que simplemente no llegaron a explotar por alguna falla, volvemos a exigir a las funciones del Estado cumplir con su obligación de garantizar seguridad a toda la ciudadanía.

Evacuan a personal de Ecuavisa, Teleamazonas y TC Televisión por sobres con explosivos

El derecho al trabajo y a la vida se vulnera con los ataques a periodistas y a todas las personas que son víctimas de acciones delictivas. Se violenta el derecho de informar y ser informados de televidentes, radioescuchas, lectores, audiencias digitales cuando se amenaza el trabajo de los comunicadores.

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La preocupación expresada desde gremios locales e internacionales es perfectamente justificada. El Estado debe garantizar seguridad e investigar, dar con los responsables y sancionar a quienes siguen sembrando caos. Los ecuatorianos no se resignarán a la desolación y desamparo.

Médicos, carpinteros, periodistas, obreros, amas de casa, ingenieros, licenciados, todos los habitantes de este país merecen trabajar y caminar tranquilos. (O)