“Están ganando los que tuvieron los votos”, dijo el 7 de febrero el vicepresidente del Consejo Nacional Electoral, Enrique Pita, en referencia a los resultados preliminares de las elecciones seccionales del 5 de febrero de 2023. El domingo el poder de elegir lo tuvieron los más de 13 millones de empadronados y su decisión merece el respeto de todos los ecuatorianos. Y las autoridades elegidas el respaldo para trabajar en beneficio de sus comunidades.

En los tres días posteriores a la elección hubo tiempo de festejos, felicitaciones, además de reconocimiento de derrotas en Quito y Guayaquil.

De ganadores y contrincantes, en el caso de las dos ciudades más grandes del país, se han escuchado declaraciones maduras. La campaña quedó atrás y es tiempo de preparar el inicio de una gestión que en el caso de Guayaquil despierta expectativas porque pone fin al modelo socialcristiano que lleva 31 años dirigiendo el timonel de la ciudad.

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En agosto de 1992 el expresidente León Febres-Cordero inició su primer periodo como alcalde de Guayaquil. Tras dos periodos entregó el Sillón de Olmedo a su coideario Jaime Nebot, quien permaneció en el cargo del 2000 a 2019. La obra física de los dos alcaldes recibió elogios a nivel nacional e internacional, también críticas, pero en las urnas se mantuvo la confianza al Partido Social Cristiano con la llegada de Cynthia Viteri, quien impulsó más la obra social que física en su gestión. Se postuló a la reelección, pero el voto mayoritario se inclinó hacia Aquiles Álvarez. Tampoco Susana González logró retener la Prefectura del Guayas que desde mayo será dirigida por Marcela Aguiñaga.

Las dos autoridades electas adelantan que los contratos en ejecución seguirán su curso y se enfocarán en su trabajo por la provincia y por Guayaquil. Que no quieren repetir viejas prácticas. Buen talente para iniciar una gestión que todos los ciudadanos anhelan sea exitosa porque con las buenas administraciones al final la que gana es la comunidad. (O)