La mañana de ayer se reportó el hallazgo de un cuerpo decapitado y embalado en dos sacos en la ciudadela Los Esteros, en Guayaquil. El sábado anterior, los cuerpos en descomposición de cinco integrantes de una familia fueron descubiertos en un domicilio en el Guasmo sur. El 10 de febrero, los restos de una persona desmembrada se encontraron en fundas plásticas en una zanja en Pascuales. Otro caso por resolver es el sicariato del presentador de televisión Efraín Ruales, ocurrido el 27 de enero.

El comandante general de la Policía, Patricio Carrillo, durante su comparecencia ante la Comisión de Derechos Colectivos de la Asamblea Nacional, adonde acudió para informar sobre el estado de los centros de privación de libertad, relacionó el reciente caso de decapitación con bandas que operan en las provincias de Guayas, Esmeraldas, Manabí y El Oro, señalando que si bien habrá que investigar, es un fenómeno selectivo, porque tampoco es que se pone en riesgo a toda la población.

Dijo que es selectivo porque pone en riesgo a las personas que operan al margen de la ley y que no es un síntoma de que a cualquier ciudadano en la calle le va a pasar lo mismo. Que el incremento de la tasa de violencia en estas provincias se debe a que ahí se encuentran las rutas de la droga y existe la ‘economía criminal’, identificando cantones pequeños en los que se acopia la droga.

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La ‘economía criminal’ involucra el afianzamiento de organizaciones delictivas en las comunidades, que el crimen organizado transnacional ha permeado estamentos sociales, adquiriendo influencia; se habla de sicariatos, narcocultura, narcopolítica. Se va minando al Estado con el fin de socavar el control.

Los impactos de la ‘economía criminal’ son de amplia dimensión; no afectan solo a los delincuentes. La afectación es generalizada; una muestra en la región son el juicio en Nueva York contra un narcotraficante que salpica al presidente hondureño y una emboscada que causó trece muertos –policías y fiscales–, el jueves, en el centro de México. (O)