Hace pocos días atrás, la República Bolivariana de Venezuela emitió su Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales (ZEE) con la cual busca reinventarse y abrirse a atraer a la inversión extranjera directa para, de esta manera, reactivar la economía del país. ¿Funcionará? Posiblemente sí, ya que es una herramienta que se está utilizando en toda la región de manera muy eficaz para atraer inversión extranjera, generar empleos e internacionalizar bienes y servicios.

La Ley de Zonas Económicas Especiales en Venezuela es una muestra que, cuando un gobierno se da cuenta de que su pueblo está urgido de trabajo y de alimento, se deben tomar medidas extremas hasta el punto de adoptar una herramienta considerada un acelerador de generación de empleos, pero que conlleva una serie de incentivos tributarios, arancelarios y laborales, que no se alinea con la postura del Gobierno venezolano actual.

Pero este no es un caso aislado, todo lo contrario. En los 70, Deng Xiaoping impulsó el modelo de las zonas económicas especiales en China, lo cual provocó el crecimiento acelerado de China y que el día de hoy se convierta en una potencia mundial.

¿Qué brindan las zonas económicas especiales a los países que las hacen tan apetecidas como modelos de atracción de inversiones? Para empezar, son espacios extraterritoriales, es decir, son territorios dentro del país que tienen reglas y normas específicas que se adaptan a las necesidades de las empresas que buscan posicionarse en ellas y que les permiten lograr niveles de competitividad que no se logran dentro del territorio nacional por las cargas tributarias, aduaneras, laborales, cambiarias, etc.

...es importante no quedarnos fuera de esta ola de inversiones que está buscando América Latina

Además, se vuelven ecosistemas de generación de negocios en sí mismas, ya que se posiciona una empresa ‘ancla’ que atrae a sus proveedores a que se posicionen cerca de esta, lo que conlleva a un encadenamiento productivo muy eficaz. Asimismo, son espacios para mejorar la mano de obra de la ciudadanía.

Por otro lado, todos los incentivos tributarios, arancelarios y laborales que ofrece el Gobierno, tanto central como descentralizados, permiten que se generen dólares a la economía del país ¿cómo? Pues sencillo, si tienes un espacio donde estás cobrando menos impuestos y permitiéndole a las empresas adaptar sus necesidades laborales a su giro de negocio, tienes como consecuencia que tienes más empleo formal, las empresas al tener más flujo de caja emplean más personas y pagan mejores sueldos, lo que permite que la gente tenga más poder adquisitivo y eso se convierte en más circulante a la economía del país. No existe la necesidad de sacar las divisas, sino que, por el contrario, más empresas locales y extranjeras se animan a continuar sus inversiones en el país porque saben que las presiones externas para su generación de negocios no existen y les permiten innovar, importar tecnología, producir bienes con valor agregado, es decir, hacer un cambio importante en la matriz productiva del país.

Finalmente, es importante no quedarnos fuera de esta ola de inversiones que está buscando América Latina como su destino final. Es el momento de arriesgarnos a tener zonas francas en Ecuador. (O)