Perdón por usar la expresión en inglés del título; es que todavía en castellano tenemos que usar tres o cuatro palabras para decir lo que significa en inglés: la renovación de una marca, de un diseño, de un estilo... pero sin cambiar la esencia de lo que se renueva.

Y si restyling está en inglés, democracia está en griego. Señal de que es un concepto muy antiguo, que se ha ido renovando en el tiempo porque los tiempos cambian. Como en cualquier proceso también aquí tropezamos con la peligrosa imbecilidad humana, que tiende a confundir lo esencial con lo accidental. Quiero decir que corremos el riesgo de cambiar lo que no hay que cambiar y no cambiar lo que sí había que cambiar.

La democracia es el gobierno del pueblo. Lo dice, en griego, la misma palabra, pero quien completó el concepto fue Abraham Lincoln, el 19 de noviembre de 1863 en Gettysburg: gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Desde Aristóteles hasta Abraham Lincoln, la idea de la democracia incluye necesariamente a todo el pueblo. Eso quiere decir que no es la imposición a las minorías del pensamiento de las mayorías sino la convivencia pacífica de los que piensan distinto. Supone también, necesariamente, un fin común en el que todos están de acuerdo, y que está incluido en el concepto de nación.

Insisten cada vez más los populismos en que las ideas en que se basa el sistema democrático y republicano están viejas, tanto como el barón de Montesquieu y las revoluciones americana y francesa, en ese orden. Es verdad, pero lo que hay que renovar no es lo esencial sino el estilo, no el fondo sino la forma. Entre esos conceptos están los límites al poder en el espacio y en el tiempo, reflejados en la división de poderes y en la caducidad de los mandatos.

Estamos jugados en nuestra América cuando nos sorprenden gobernantes que nadie se explica cómo llegaron hasta allí, pero tampoco dudamos de que fue democráticamente, por lo menos la primera vez, cuando usaron la democracia para atentar contra la democracia. Por eso el restyling debe incluir las barreras que impidan llegar al poder a quienes se van a fregar en la democracia, pero también que termine con el paternalismo electoral que trata a los ciudadanos como si fueran estúpidos, los lleva a votar como borregos por candidatos ignotos en listas interminables en las que se esconden payasos de circo, psicópatas, cleptómanos y tontos de capirote. A veces pienso que bastaría con tests psicológicos en vivo por televisión en lugar de esos contrapuntos de monólogos que son los debates.

Europa viene haciendo restyling de la democracia desde Juan Sin Tierra en el siglo XIII. En esa época nació el parlamentarismo, que limitaba el poder del soberano y daba voz y voto a las minorías. Ese sistema se fue depurando, especialmente en el siglo pasado, y hoy hay tantos parlamentarismos como países en la Europa democrática. Ahí tiene el restyling para nuestras democracias sudamericanas, mucho más cercanas a las europeas que al presidencialismo que copiamos de los Estados Unidos porque era lo que entonces estaba de moda. (O)