Debido a su preliminar votación, desde el primer día del triunfo electoral de Guillermo Lasso, la incógnita en el país acerca de la esperada concertación política que tendría su programa de gobierno solo la respondió en su última entrevista de televisión: transformadora, no concertadora. Todo gobernante generalmente imprime su sello personal a su gobierno.

Días previos a la inauguración de su mandato, personal y singularmente, a su manera, para asegurar su gobernabilidad desde la Asamblea Nacional, procuró una concertación con el líder socialcristiano y con el de UNES, conformando un solo bloque legislativo. Ya conocemos las consecuencias derivadas de esta controvertida y frustrada alianza político-legislativa. Como ocurre a veces, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.

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Fracasada la concertación, desde entonces, parecería que el accionar presidencial derivó en su planificada política gubernamental transformadora. Concluyó que solo puede llevarla a cabo con sus conocidos colaboradores inmediatos. Es la política que prima en su gobierno. Con aciertos y reveses. A su manera.

Toda transformación política ambiciosa conlleva una modificación sustancial que afecta a todos los gobernados.

A su manera ha logrado la más exitosa campaña de vacunación reconocida internacionalmente. El apoyo financiero y político de los Estados Unidos, para la seguridad y la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, a pesar de que el bloqueo de la Corte Constitucional dificulta su combate. La renegociación de la deuda con China. La mayor reserva monetaria y reducción del déficit presupuestario. El cercano ingreso a la Alianza del Pacífico. Con una minoría legislativa gubernamental, impedir el accionar opositor de los juicios políticos y destitución presidencial.

A su manera, contradiciendo su promesa y programa de gobierno, impuso nuevas cargas tributarias, generando impopularidad y el descontento ciudadano. Continúa sufriendo su mayor revés político.

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A su manera, con el objeto de obtener una paz provisional con los indígenas, reconoció a quienes representan el 7 % de la población, la personería de interlocutores nacionales y acordó, prescindiendo del restante 93 %. No solo cedió la constitucional potestad educativa exclusiva del Estado. También a su chantaje. Los 30 millones de dólares producto del ahorro del subsidio de la gasolina se los entregó para el establecimiento de centros educativos indígenas independientes bilingües, los que seguramente tendrán pénsums mariateguistas, adoctrinados por Iza. Reconoció la guardia indígena independiente del control gubernamental.

Estos acuerdos no soportan el apoyo ciudadano.

Toda transformación política ambiciosa conlleva una modificación sustancial que afecta seriamente el sistema de vida de todos los gobernados. Sin su aceptación y colaboración sume al país en un campo de batalla.

No debemos olvidar que a su manera, personalmente, se pueden lograr victorias parciales, importantes y afortunadas, pero que no se puede gobernar a un país con medidas inaceptables, pero sí con firmeza, la concertación política moral y la restructuración de sus cuadros. ¡Aunque no sea a su manera! (O)