Ha pasado más de un mes y aún, como muchos, sigo procesando que ya no está. Es que la siento más presente que nunca.

Me atreví a escribir estas líneas porque miles de personas conocieron a la gran periodista, pero no tuvieron la oportunidad de conocer más a la persona que a la profesional. Y es justo que sepan más de Tania. Esa es mi humilde opinión. Y sé que me quedaré corta con lo que aquí describa de ella, pero haré mi mejor esfuerzo.

Ella no solo demuestra sus sentimientos, sino que también los dice, por eso nunca se queda pendiente un “te quiero”.

Tania siempre tiene las palabras precisas. Tiene una memoria increíble y una mente brillante porque si no cita frases de sus maestros y poetas, te dice cosas que nacen de su corazón. Palabras que se ajustan a la situación por la que pasas y que al escucharlas, te alivian el alma. No es solo lo que te dice, es también la tranquilidad en su voz y la seguridad que te hace sentir de que esto ‘también pasará’: “No te angusties. Cuando estás en el mar y las olas son muy altas, no luches contra ellas... solo déjalas que pasen. Sabes que la marea va y viene, las olas se irán y tú saldrás del mar por tu propio pie segura y sin ahogo. Ahora es el momento de soportar. La marea va y viene, las olas también. No te desanimes”.

No hay persona más positiva que Tania, y siempre encuentra una virtud en todos, aun cuando se tope con la persona menos buena del mundo. Tania es esa amiga que te brinda completa confianza cuando te ataca la inseguridad, la que te levanta cuando estás caído, es ese empujón cuando no puedes más, esa felicitación cuando has hecho un buen trabajo, o ese llamado de atención cuando has hecho lo contrario. Ella no solo demuestra sus sentimientos, sino que también los dice, por eso nunca se queda pendiente un “te quiero”.

En 1995 Tania me recibió en su vida con una gran sonrisa, yo recién entraba a Ecuavisa. Con el paso del tiempo nos fuimos conociendo y acercándonos. Pero, cuando llegó la dictadura correísta, la defensa de las libertades y la democracia nos unió muchísimo más. Fue ahí cuando nuestra amistad se selló profundamente. Pasamos momentos intensos, algunos muy buenos y otros realmente duros. Vivimos insultos, difamaciones y hasta amenazas, pero nunca desmayó ni me dejó desmayar: “Este es el momento de resistir… nada, nada de lo que pase nos puede poner en un lugar de desesperanza”. Fue siempre solidaria, pero ay si yo me ‘pasaba la raya’ con mis críticas desbordadas de ‘enojo’ hacia el tirano: “Calma tu pluma furibunda, querida Betty… la reacción es lógica en personas apasionadas como tú, pero dosifica la pasión”. Tania, mi conciencia. Mi cómplice en muchas cosas, y mi tirón de orejas en otras, pero siempre venía de un lugar de amor.

¡Cómo no aprender y crecer con alguien así a tu lado! Por eso cuando veo a su familia, sé que ese es su mejor legado. Porque ellos son los que la tuvieron más cerca con su esencia, su enseñanza, su guía y su apoyo. Pero todo hecho y dicho con ese amor único de esposa, amiga y madre. Por eso, Tania no solo sigue viva en sus televidentes que la vieron durante casi 40 años, o en sus amigos que tuvimos la dicha de disfrutarla intensamente, sino, muy especialmente, en su maravillosa familia. ¡Por eso Tania vive. Por eso Tania no se va. Por eso su luz no se apaga jamás! (O)