Un cerco o encierro para los dólares que se encuentren al interior del Ecuador es lo anunciado por Andrés Arauz, en la opción de ganar la Presidencia el 11 de abril de 2021 y posesionarse el 24 de mayo, al iniciar su gobierno.

Señala, en su plan de gobierno, que se deberá “poner los dólares en ‘cuarentena’ evitando la fuga de divisas”, (…) “para asegurar que la liquidez se recicle internamente varias veces” (…) y “se generarán los mecanismos para redirigir la liquidez a donde requiera la economía, a través de sobregiros, títulos del Banco Central, y dinero electrónico”. El destino prioritario: pagar las obligaciones del Estado –sueldos, facturas de contratistas y otras–.

A los ciudadanos, familias y empresas, desde el Gobierno, se “le daría administrando” su liquidez y sus ahorros, solo pudiendo disponer de lo que les permita el Gobierno. A las importaciones, se las encarecería con ‘sobretasas arancelarias’ y ‘salvaguardias cambiarias’ –¿'cambiarias’?, ¿aun cuando no haya moneda diferente al dólar?, ¿o irán a considerar así al ‘dinero electrónico’?–.

Lo que el señor Arauz establecería como cuarentena es similar a lo que en otros países se ha denominado ‘corralito’, que siempre estuvo en el sueño del expresidente Correa: persiguiendo que los flujos de dólares reales se sustituyan por flujos de dinero electrónico, para pagos al interior del Ecuador, porque sobre los dólares reales habría que estar a lo que decida el Gobierno.

Correa trajo a su amigo Pedro Eloseguí y, luego, a Gastón Duzac, ambos desde Argentina, saltando en pedazos el supuesto proyecto de Servicio Nacional de Pagos, hundiendo en perjuicios a Cofiec, entidad financiera controlada por el Estado (2012–2013).

El 2017, semanas antes de la posesión de Lenín Moreno, Correa trajo al exministro griego Yanis Varoufakis, del gabinete del gobierno de Alexis Tsipras, desde el 27 de enero hasta el 6 de julio de 2015, cuando reaccionó ese país, al imponerse un ‘corralito’ para establecer un sistema monetario paralelo a la moneda europea, que es el euro, con la denominación de dracma, con el ‘corralito’ para el efecto. Grecia tuvo que dar marcha atrás, pero no pudo salir de inmediato del ‘corralito’, porque de hacérselo habría habido elevadísimas fugas de euros. –del infierno no es fácil salir–. Para el Ecuador, su planteamiento era el del ‘dólar’ real y la moneda electrónica de igual denominación.

Moreno se asustó, quizás ni siquiera entendió el ensayo que se le quería imponer.

El espejismo que podría generar arrebatar recursos reales a sectores privados, para que el Estado los administre, generando flujos de dinero sin respaldo, lo que sería la moneda electrónica, llevaría a un mercado ‘ilegal’ cuando se requieran dólares reales, como ha sucedido en Argentina y en Venezuela.

Un día lo escuché a Arauz referirse a Lenín Moreno –el ungido por Correa, para presidente– como un ensayo fracasado de gobierno, y podría considerárselo así, cuanto más que rodeado de todos los del correato, quienes conservaron sus partidas y sus espacios de control.

¿Y el 2021 vamos al ensayo de remplazar dólares reales por moneda electrónica sin respaldo en el Ecuador? (O)