Como que lo hicieron al Gobierno “burgués”, que no lo sienten suyo, con diversas expresiones, lo presentan los sectores que bloquearon la mayor parte del Ecuador 18 días.

No con imposiciones, sino con aciertos oportunos, Guillermo Lasso debe evidenciar –y puede hacerlo– que hay un Gobierno nacional, por encima de los plurisectores poblacionales cuya existencia y posibilidad de control territorial no puede negarse, de una Asamblea Nacional con la que pueden multiplicarse conflictos y de otros espacios de poder que no necesariamente coincidirán con el Gobierno central.

Quiero ver al Lasso que salió del barrio Orellana –de sectores sociales medios, que promovió la Caja de Pensiones, entidad de seguridad social, de que eran afiliados empleados públicos y bancarios. Su padre, don Enrique, trabajaba en el Banco de Fomento que, con algunas reformas, tiene de sucesor a BanEcuador–. Al Lasso que conocí en sus curiosidades financieras en la década de los setenta, aun antes de ser bachiller, que luego acompañó a Danilo Carrera en la adquisición del Banco de Guayaquil, año 1984, y al que en más de tres décadas se evidenció como ejecutivo de éxito, con buen equipo gerencial y profesional en esa entidad bancaria.

En negocios privados, usualmente se traza el universo cuyo desarrollo se propone, que luego se va corrigiendo. En la gestión pública, debe ser a la inversa, de las necesidades hay que partir para llegar a las grandes decisiones. Pienso que ahí hubo error, necesidades cotidianas no atendidas de los diversos sectores se fueron acumulando, por diseñar y trabajar en las macrovisiones de inversión y desarrollo. Omisiones, errores y necesidades no satisfechas siempre pesan más.

En los días que vienen, todos debemos trabajar con positividad, sumando esfuerzos y coincidencias, armando y ejecutando agendas convocantes y realizables. Para nada “nosotros, no ustedes”, ni exclusiones, a fin de que el discurso del encuentro sea real: sumar y multiplicar.

Confrontar en obras como el “quinto puente”, de circulación del centro y del sur del Ecuador con un puente que vaya a los puertos, cruzando el río Guayas, por ejemplo, es un error. Si las entidades de Guayaquil y Guayas lo asumen, qué bueno.

Palabras de agravio que irritan y ofenden, en discursos y declaraciones, deben excluirse. Eso sí, para nada impunidad, ni encubrimientos de ilícitos en cualquier circunstancia que se hayan producido.

Una mención de Cynthia Viteri y la Alcaldía de Guayaquil. Sobre las diferencias políticas con el Gobierno, demostró autoridad y decisión, coincidiendo con el gobernador de Guayas. En los 18 días de paralización, ni uno se cerró la ciudad, hubo menos conflictividad que en el resto del Ecuador y un esfuerzo por atenuar la escasez de bienes. Gracias. Ojalá coordinen las acciones para mayor seguridad, que sigue muy preocupante.

Y reconocimiento a Jaime Nebot. ¿De qué faltó que le acusen semanas atrás? En el momento de las decisiones, impidió que los conspiradores para tomarse el poder –a quienes solo faltaron once votos en la Asamblea, para destituir a Lasso– se hagan del Gobierno. (O)