¿Recuerdan mis contemporáneos universitarios de mediados de los 80 a la dancing queen? Era común que en cada fiesta emprendíamos rápidamente la búsqueda de esa reina del baile, quien sin duda era la más bella no solo por su apariencia física y su traje, sino por su simpatía, coquetería y destreza en la pista. El mítico grupo Abba tiene una canción en su honor. Lo propio, sin duda, hacían las mujeres escaneando a la tropa masculina del lugar.

En el mundo del contenido, esa dancing queen había sido hasta hace unos años la noticia, y se podía acceder a ella, sacarla a bailar, por medios tradicionales, sea como lector, escucha o televidente. Hace algunos años, sin embargo, tal reinado acabó y la noticia se ha convertido en un elemento más, de los miles y miles que a cada momento salen a escena en nuestra cada vez más privada pista de contenidos, a los que la facilidad tecnológica nos da un acceso que a ratos parece infinito.

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La noticia es en la actualidad apenas una opción más para las ‘nuevas audiencias’, término no nuevo, pero que ahora como nunca antes ha logrado aglutinar a lector, escucha y televidente. De hecho la dancing queen del contenido de antaño, ahora ha perdido prácticamente su tradicional nombre, que le daba una especie de exclusividad sobre todo lo que surgía, y se ha vuelto algo que ‘se necesita saber’, entre los jóvenes de entre 18 y 30 años recientemente estudiados por Reuters Institute y que la colocan en una pista de portaaviones, junto a una amplia serie de cosas de interés personal (salud, autoayuda, ecología, vanidad y un largo etc.) y de entretenimiento, que en muchas ocasiones saben que no resisten un examen lógico.

“¡Horror! ¡Estos chicos no están informados!”. Nada más alejado de la realidad. Son otro tipo de consumidores de información...

Estos hábitos de consumo de contenido han evolucionado, sin duda, por la masificación del internet. Reuters Institute, de hecho, tras el análisis de los centeniales, ha detectado que ellos hacen una sui géneris distinción entre ‘Noticias’ y ‘Las Noticias’. Las primeras son las que les gustan, que puede llegar por medio de un tiktoker, postales en Facebook o hilos de otras redes sociales que les acercan contenido que los divierte y están matizados con gráficos en movimientos, memes o música del momento. Esas son ‘Noticias’ en esta nueva realidad.

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‘Las Noticias’, en cambio, reciben de ellos el artículo porque otorga una especie de formalidad, las vuelve serias y acartonadas y las que son consumidas, pasan solamente porque es algo que ‘Se necesita saber’. Las relacionan básicamente con los medios tradicionales, a los que las nuevas audiencias acuden a “confirmar” hechos como un terremoto o el número real que dejó el último caos penitenciario.

“¡Horror! ¡Estos chicos no están informados!”. Nada más alejado de la realidad. Son otro tipo de consumidores de información que nacieron y han estado toda su vida inmersos en el consumo digital de contenidos, y si usted quiere llegar hasta ellos con el tándem que por años han conformado noticias y publicidad, debe usar estrategias creativas. No tratar de sacarlos de su mundo para llevarlos al de la formalidad. No. Hay que aprender a bailar en su pista y lograr que el contenido vuelva a reconocer a su dancing queen. (O)