O sea, se lee con gusto y poco esfuerzo, es un decir que Leonardo Valencia menciona en su libro Ensayos en caída libre, pero que calza muy bien a esa misma obra que recoge una serie de textos de este novelista y crítico sobre su género literario preferido. Me gustan los libros de teoría literaria, de crítica o de historia de la literatura, ya que cuando están elaborados pensando en aportar al lector y no en el lucimiento de la erudición del autor, nos proporcionan horas placenteras, abren nuevos continentes y nuevas perspectivas. El título alude a esa sensación de lanzarse al vacío, al abismo, que produce el inicio de la inmersión en una novela, que bien se puede equiparar a la experiencia de un salto en paracaídas... desde que el poeta chileno Vicente Huidobro recurriese a esta figura en su magno poema Altazor, se introdujo la figura del paracaidista en la literatura latinoamericana.

Leonardo Valencia: Siempre me ha interesado reflexionar sobre el arte

Más se agradece la ligereza del discurso al constatar que es un texto académico, de hecho es una coedición de la Universidad Andina Simón Bolívar con el Grupo Planeta, pues entre los dómines de las escuelas superiores hay una frecuente confusión de lo sólido y sustancioso con lo denso y lo pesado. Entonces, si pongo aquí ligero estoy diciendo ágil y digerible, mas no leve o irreflexivo. El origen de las piezas recolectadas en este volumen es diverso, fueron escritos en distintas circunstancias y con múltiples propósitos. Versan así mismo sobre variados temas, pero es integral y esencialmente un libro de literatura. Salpican o engalanan la lectura muchas frases lapidarias y sentenciosas que me llevan a pensar que a Valencia le iría muy bien escribiendo en aforismos, buscando, como Nietzsche, no ser entendido sino aprendido de memoria. No resisto compartir un par de estas gemas: una, “la novela, la gran novela, siempre es hereje y heterodoxa”; otra, “no solo las ciencias ‘duras’ son exactas: las grandes novelas también tienen que serlo, solo que lo disimulan, deben disimularlo”.

Encuentros con los grandes, Cercas y Bolaño; la crónica de la estadía en un retiro de escritores; la dura vivencia de la pandemia compartida en redes sociales; el descubrimiento de una maestra postergada, Lupe Rumazo; lecturas, muchas lecturas, muy meditadas de los clásicos, desde Heliodoro hasta Borges, pasando por Dante y Cervantes; literatura japonesa... la naturaleza de los materiales de esta caída libre es heterogénea, pero no arbitraria, en todo caso inabarcable en una cuartilla. El famoso boom del siglo pasado sigue retumbando, fue un fenómeno literario latinoamericano, eso no se discute, pero nos demuestra que fue también un fenómeno editorial latinoamericano y no español, sobre todo en sus orígenes... tanto que aprender. El sol de Borges alumbra fuerte y es lugar recurrente... Dos páginas he llenado a mano anotando no todas las referencias que Valencia nos sugiere y demuestran su vasto saber literario. Es una guía para escritores y sobre todo para lectores, pero no es un manual ni un inventario. Es una invitación al disfrute informado y completo de la novela, un género artístico superior, equivalente de las catedrales y las sinfonías. (O)