En la mitología nórdica, el puente arcoíris, o Bifröst, unía al mundo de los dioses con el humano, solo Thor lo evadía por el mar. En la mitología griega, el barquero de Hades, Caronte, hacía de puente, porque era el encargado de llevar las sombras de los difuntos de la orilla terrena al inframundo a cambio de un óbolo o moneda de plata, que debían llevar bajo su lengua o en sus ojos para pagar el servicio, quien no tenía vagaba por una centuria para recibir la gratuidad.

En realidad, un puente es una estructura construida con cualquier material que permite el libre tránsito humano entre dos orillas de un río o carretera; pero como un cuento mitológico, también, se está usando para colgar gente previamente torturada, relacionada con la guerra narco, generando terror en los buenos ciudadanos y bandoleros; así lo demostró la noticia sobre los diez colgados de un puente vehicular en la ciudad de Cuauhtémoc, Zacatecas, México, hace unas semanas.

Nuestro Estado tiene similitudes con México, Colombia, Perú y algunos Estados centroamericanos, en cuanto a que, coexisten dos Estados: el Estado legalmente constituido que se debilita por la acción irresponsable de ciertos actores políticos, con poder; y un Estado ilegal paralelo que se fortalece por la acción terrorífica de los delincuentes y el dinero del narcotráfico. ¿Habrá un puente mágico que una estos dos Estados? ¿Estaremos unidos por un puente de una sola vía, que permite el libre tránsito de la delincuencia?

La guerra es destrucción, no es la solución la bala cruzada y muertos entre las fuerzas de seguridad del Estado, con recursos limitados, contra las fuerzas del narcotráfico, con grandes recursos. En México, está en desarrollo “la guerra narco” con el incremento de las acciones de los carteles como el de Sinaloa, comandado por alias el Mayo, o, Jalisco Nueva Generación, dirigido por alias el Mencho, entre otros. En Colombia, el puente de la paz construido entre el Gobierno y los comandantes de las FARC, también, sirvió para que los bandidos incrementasen las hectáreas de cultivo de coca y de producción de cocaína, fortaleciendo al Estado paralelo ilegal.

En Ecuador vivimos escuchando el discurso político con la utopía de tender puentes; además, parece que el barquero de Hades está intercambiando la moneda de plata entre ciertas autoridades del Gobierno y varias de la Asamblea, óbolo que les tapa la boca y los ojos dejándolos mudos y ciegos; similar situación parece ocurrir con ciertos operadores, de impunidad, del sistema judicial. Se hace esfuerzo por controlar los puentes aéreo, terrestre y marítimo para evitar el tránsito de droga e inseguridad.

La guerra narco no es un puente; un puente ideal es como el arcoíris nórdico que unía a dioses y humanos; un puente real hay que construirlo porque permite desarrollo y cohesión, por este debe transitar nuestra vida. El puente del poder político se lo debemos dar consciente y responsablemente a quienes elegimos gobernantes y no a pseudopolíticos que lo único que pretenden es llevarse las monedas de plata de almas en vida o difuntas y hasta el óbolo del barquero de Hades. (O)