Esta columna promueve, entre otras metas, mejorar la competitividad de nuestros aglomerados agrícolas. Hemos visto, por sectores, las vías de intervención: mejorar la productividad, transferir recursos para la producción y mejorar el poder negociador del productor. En los tres casos, dotar de información clave, conectar actores y generar escala deben ser una meta común. Hoy la tecnología lo hace más factible que nunca.

Actualmente, las herramientas de inteligencia artificial, los servicios satelitales y los programas de detección, registro, acceso y reporte remoto están transformando la actividad en lo que se llama agricultura 4.0. De la creciente cantidad de soluciones disponibles, vemos unas que aumentan la productividad de los cultivos, otras articulan al productor con recursos especializados de producción y/o con clientes de alto potencial.

Existen servicios satelitales que detectan con precisión malezas, plagas y enfermedades de los cultivos, procesan y difunden reportes y disparan órdenes a equipos y sistemas en la plantación. En Ecuador existe una oferta creciente de estos servicios, cuya aplicación está mejorando la productividad de los cultivos y la eficacia de su manejo, disminuyendo sus costos de producción. El MAG debe pasar de brindar servicios de información cartográfica a ofrecer un servicio satelital informativo a tiempo real para el manejo óptimo de cultivos, aliado con proveedores privados. Los pequeños productores conocerían en tiempo real el estado de malezas, plagas, clima, sistema de riego, etc., para optimizar su manejo y contar con más libertad de negociación con sus proveedores.

Por otra parte, crece el número de emprendimientos tecnológico- financieros (fintech) aplicados a la agricultura. Incluyen servicios de inteligencia artificial para evaluación de riesgo crediticio y de inversión en negocios agrícolas. Estos facilitan al productor el acceso a financiamiento, mediante plataformas tecnológicas que interactúan con la banca e inversionistas. Mientras, la banca emite ya digitalmente créditos a negocios de servicios y consumo. Las instancias públicas deben incentivar la bancarización y formación crediticia de sectores agropecuarios de mayor potencial de crecimiento y menor nivel de bancarización. Al propiciar la relación digital entre banca, fintechs y productores se masificará el acceso y transferencia de recursos al agro.

Además, la oferta en internet de motores de búsqueda es creciente. Estamos cada vez más cerca de contar con un motor de búsqueda personalizado de proveedores y clientes que aporte en tiempo real: precios, registro de flujos y stocks de suministros, cosechas y productos en puntos de comercio y mercados mayoristas. Si, al mismo tiempo, el SRI se anima por fin a formalizar tributariamente a los intermediarios, se generaría un punto de vuelco en la dinámica de poder de las cadenas de comercio agropecuario.

Que entre la tensa coyuntura que vive la institucionalidad agropecuaria nacional tengamos tiempo y claridad para establecer en ella los modelos público-privados que hagan realidad la agricultura 4.0 en Ecuador. (O)