Hace un mes partió al Oriente Eterno un entrañable amigo, el país perdió a uno de los políticos más brillantes, un hombre honesto, defensor acérrimo de la democracia y apasionado por la patria.

Hace 2 años, con motivo de su cumpleaños, le escribí una carta que me permito compartir con ustedes:

Querido Pancho: Hoy 18 de junio es una fecha especial para ti y para tus amigos; son buenos 80 años de trajinar, no ha sido un trajinar simple y sencillo. Has vivido intensamente como un ser humano sensible, honesto y batallador. Desde muy joven abrazaste un compromiso contigo mismo, luchar por un país mejor, por las reivindicaciones sociales, por eso te eligieron presidente de la FEUE, una organización estudiantil que, en su tiempo, jugó un papel protagónico en el país, eso se corrobora recordando los nombres de quienes fueron sus presidentes, ciudadanos que, igual que tú –en su mayoría–, dejaron una impronta de verdaderos luchadores y se los recuerda con respeto y admiración. Tu vida política ha sido una permanente lucha, has sufrido, con seguridad, muchas decepciones, igual que muchísimas satisfacciones; pese a los quebrantos en tu salud, tienes una voluntad de hierro para seguir en primera línea de fuego, con tus feroces cañonazos. Hace pocos días te comenté, en las permanentes tertulias que tenemos, que mi promoción cumplió 50 años de habernos graduado de subtenientes; esa fecha es inolvidable para mí, no solo porque iniciaba una carrera al servicio de mi patria, sino que a pocos días comenzaba una larga amistad que dura igual 50 años, con un amigo querido, Pancho Huerta. Me siento orgulloso de ser tu amigo y que haya perdurado nuestra amistad cinco largas décadas; de ti he recibido muchas enseñanzas, muchas de ellas aparentemente imperceptibles, tu amor a la patria, tu lucha inclaudicable, tus palabras certeras, tu compromiso con las luchas sociales y con la democracia; tus impactantes artículos contra la corrupción, la impunidad y los malos gobiernos. Con seguridad, tú, igual que ese gran poeta, Pablo Neruda, merecidamente podrás decir: ‘Confieso que he vivido’. Habrá oportunidad de celebrar tu cumpleaños como te mereces, por ahora, con esta misiva quería expresarte mi respeto, admiración y afecto, en tus primeros 80 años. Con un fuerte abrazo. Tu amigo Alberto”.

Pancho decía que cultivaba la parresia y que él la entendía “en el sentido de decir valientemente todo lo que uno tiene que decir, a quien fuera, sin callarse nada, es decir, hablar con franqueza y sin miedo”.

Con motivo del 24 de mayo, escribía: “Un día como el de hoy, hace 200 años, los ciudadanos de esta pequeña región del mundo, continuando el esfuerzo que los seguidores de Espejo hicieron el 10 de Agosto de 1809, nos otorgaron el honor de disfrutar de la Aurora Gloriosa del 9 de Octubre de 1820. El hecho real es que el Ecuador, y nos duele, sigue prisionero de nuevos imperios: el de la corrupción, el del crimen organizado, el de la falta de civismo, el de la ausencia de ética y de rumbo. Hoy creo llegado el momento de gritar: ¡carajo! Organicémonos para una segunda independencia. Nos estamos quedando sin república, mientras la delincuencia común y la de cuello blanco se la toman por asalto”. (O)