Creo que se le está dando un nuevo significado a algunas palabras. ‘Diálogo’ no quiere decir discutir un asunto, sino que se acepten unos pedidos imposibles de cumplir. ‘Compañero’ no es un ser humano con derechos individuales y voluntad propia, sino el miembro de un colectivo al que se castiga si no se somete a lo que dice el líder. ‘Protesta social’ no es reclamar la justicia de una política pública determinada, sino aterrorizar a la ciudadanía para forzar el derrocamiento de un gobierno democrático.

Me parece que se le está dando la espalda a la realidad. Los datos dicen que en el poco tiempo que lleva el gobierno de Lasso, la pobreza y la desigualdad se han reducido; y que, en tiempos de crisis inflacionaria a nivel mundial, el Ecuador es uno de los países con menor inflación en la región. Durante este Gobierno se ha impuesto un orden fiscal que ha permitido la disminución del riesgo país, poner a salvo la dolarización y atraer inversión privada. Pero se le echa la culpa al Gobierno actual de los efectos de la pandemia y de la guerra en Ucrania, argumentando un acuerdo con el FMI del año 2019 y una privatización de empresas públicas que no existe.

Siento que no estoy siguiendo la lógica de la narrativa. Un grupo de personas cometen delitos contra los bienes públicos y la ciudadanía, y cuando la Policía trata de contenerlos, se concluye que son víctimas de represión y de crímenes de lesa humanidad. Hay quienes pasan meses planeando y buscando financiamiento para destruir al país –en vez de usar ese tiempo y ese dinero para hacer algo positivo por las comunidades que dicen representar– y luego quieren destituir al presidente responsabilizándolo de una “conmoción interna” que ellos deliberadamente crearon. Dicen defender a los pobres, pero presentan como propuestas una lista de incoherencias que, de cumplirse, pondría en peligro la dolarización –que es lo que, mal que mal, permite mantener el valor del poco dinero de la gente pobre– y ahuyentaría la inversión privada –que es lo que genera plazas de trabajo para quienes están desempleados–.

Me da la impresión de que en estas manifestaciones la lógica no es la democracia, el Estado de derecho y la igualdad ante las leyes. No veo propuestas ni argumentos. Lo que veo es manipulación y engaño para tumbar al Gobierno que la mayoría escogió. Destrucción, robo y extorsión, que luego se quiere justificar con la excusa de que ‘es pueblo’. Acuerdos que no se tiene la intención de cumplir y la imposición a la fuerza de la agenda de los intereses más oscuros. Boicot de la producción petrolera para que el Gobierno no tenga recursos, cierre de carreteras para que el comercio se detenga y contaminación de agua para que la gente se envenene.

Ecuador es un país pobre y en un país pobre hay pobreza. La tarea de todo gobierno es luchar contra esa pobreza. Pero yo creo que el día en que se imponga la lógica de que la pobreza es fuente de derecho, eximente de razonamientos y legitimadora de violencia, entonces un país pobre se transforma en una tribu de salvajes y los pocos vestigios de civilización que nos quedan se desintegran en la barbarie. (O)