A oficina de enlace con la Función Legislativa ha quedado reducido el Ministerio de Gobierno al quitarle el mando de la Policía Nacional, y pasárselo a un creado Ministerio del Interior; los dos ministerios son la misma cosa.

El encauzamiento de la acción de un Gobierno es siempre política, la solución de los problemas de todo orden es siempre política y la que impide el conflicto social es política y evita que se tenga que recurrir –no siempre se tiene éxito– al empleo del poder coercitivo, la fuerza pública, la Policía. Sin este último recurso, la anarquía cundiría. Ese poder, en lo interno, tiene que estar bajo el control de un solo puño. Así tuvieron éxito los ministros emblemáticos, Carlos Guevara Moreno, en los cuarenta, ordenando la explosión social de la Revolución velasquista, la Gloriosa del 28 de mayo, y Camilo Ponce Enríquez, en los cincuenta, como ministro de Velasco Ibarra, primero, y, luego, como presidente, impidiendo con su férrea voluntad la anarquía en Guayaquil y Portoviejo, en junio de 1959, con la acción de las Fuerzas Armadas. Sin el respaldo de la fuerza pública no hay autoridad; la conducción es siempre política.

En estos días se ha creado un Ministerio del Interior, cuyo titular es un excomandante de la Policía, que actuó como tal en los desgraciados episodios que sumieron, durante once días, a Quito en la anarquía y el pillaje, bajo la gestión política fallida de la ministra de Gobierno María Paula Romo. Hoy nos encontramos con ese mismo excomandante de Policía, asumiendo la conducción política, e instruyendo al comandante de Policía actual, prescindiendo del ministro de Gobierno; fue penoso verle al nuevo ministro de Gobierno en el asunto de cárcel de Turi como testigo de piedra de la matanza. Al excomandante, como ministro del Interior, le toca gestionar la amnistía de la que fueron excluidos los policías por los sucesos de octubre de 2019. Y eso, con el dilema de pedir que se incluya en la amnistía decretada por la Asamblea a la fuerza policial –lo que lo incluiría a él mismo–, o impulsar una nueva amnistía, porque la validez de la vigente fue impugnada por inconstitucional por la saliente ministra Alexandra Vela. ¡Parece un dilema! El presidente Lasso condenó el decreto de amnistía.

Como la ciudadanía está impresionada, aterrada, por la inseguridad que se vive en las calles, en las cárceles, busca una solución; la sublevación y matanza en Turi ha tenido lugar bajo la autoridad de dos comandantes de Policía. Se debería restituir al Ministerio de Gobierno el control total de la seguridad interna.

Salvo la última época de novelerías, durante la historia republicana existió un solo Ministerio de Gobierno.

El país vive un estado generalizado de descomposición social y política. Mientras continúa la crisis carcelaria, otra, de distinta naturaleza, pero aún más grave, existe en la Asamblea Nacional, donde las fuerzas mayoritarias quieren juzgar y deponer a su presidenta; el bloque de gobierno ha dejado de sostenerla. Parecería que ella ha entrado en un periodo de agonía, pero es una luchadora y continúa enfrentando los ataques con denuedo. (O)