En la Asamblea General de las Naciones Unidas del 6 de diciembre de 1999 se declaró la Semana Mundial del Espacio, comprendida entre el 4 y 10 octubre, con el objetivo de celebrar internacionalmente el aporte que brinda la tecnología y ciencia espacial en el mejoramiento de la vida terrestre, pues el 4 de octubre de 1957 se lanzó al espacio el primer satélite artificial de la Tierra, llamado Sputnik 1.

Este acto ultraterrestre abrió el camino a la exploración espacial para que el 10 de octubre de 1967 entrara en vigor el tratado sobre los principios que rigen las actividades de los Estados en la exploración y uso del espacio.

Con el cometido de “mejorar la condición humana” con el conocimiento ultraterrestre, se pretende inspirar a las nuevas generaciones a inmiscuirse en esta fuerza laboral, educarse sobre actividades espaciales y cooperar en su divulgación.

El tema del 2021 es “Mujeres en el espacio”, para concientizar sobre la necesidad de la diversidad de género en el sector espacial, en el que menos del 22 % de la fuerza laboral está representado por mujeres. Esta temática me recuerda mi encuentro con mujeres que marcaron la historia con su participación en la agencia espacial estadounidense NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio).

En el 2019 gané la competencia global de escritura Share Your Voice, con énfasis en el voluntariado, emprendimiento social y activismo —organizada por Girls In Tech, Headquarters de San Francisco, Estados Unidos—, para asistir a su conferencia anual con pioneras y lideresas de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) de Silicon Valley, California, “la meca de la tecnología”. Ahí conocí a Poppy Northcutt, calculadora humana encargada del rescate de la nave Apolo 13 (trabajó en Apolo 8, Apolo 10, Apolo 11, Apolo 12 y Apolo 13).

Poppy es activista por los derechos de la mujer, mundialmente reconocida por ser la primera mujer ingeniera en trabajar en el Centro de Control de Misión de la NASA durante el Apolo 8 (primera misión tripulada en abandonar la órbita terrestre).

A pesar de su vasta experiencia se describe como “especialista en retorno a la Tierra” y recuerda no haber sido considerada con la misma calificación profesional que sus pares masculinos, que no fue incluida rápidamente en el equipo principal porque no le querían dar el pago que merecía (brecha que aún existe), que al ser la única mujer se le había destinado una cámara con un canal para verla y que nunca fue contratada directamente por la NASA, sino que trabajó a través de TRW Systems.

Poppy recomienda a las mujeres no dejarse intimidar y trabajar para que los demás “se acostumbren a la presencia femenina”.

En aquella ocasión se mostró emocionada por la celebración de los 50 años del gran paso en la Luna a desarrollarse en el 2020, adelantándonos que la nueva misión llevaría el nombre Artemisa (hermana melliza de Apolo en la mitología griega), con la misión de llevar a la Luna a la primera mujer y a la primera persona de color, mientras la NASA se prepara para las misiones a Marte. (O)