Con la asunción de Petro, todos los países andinos, salvo Ecuador, tienen Gobiernos de izquierda.

En el mapa hay un fuerte trazo rojo desde Venezuela hasta Argentina, con un Ecuador azul en el centro.

Hay matices. Rojo sangre y fuego en Venezuela: Estado represor, no hay imperio de la ley, no existen los derechos humanos, el Gobierno preda la economía. Pálido en Perú, con un Gobierno que no va ni para atrás ni para adelante. Rosado populista en Argentina, donde se maltrata la economía, pero hay ley y respeto a los derechos. Verdoso en Chile y Colombia, que hasta hace poco fueran baluartes de la economía de mercado.

Las declaraciones de esta semana en Bogotá evidencian que el encuentro cumbre fue el de Petro y Boric. Petro instó a Boric a fortalecer la Celac, organismo que agrupa América con la presencia de Cuba y la exclusión de EE. UU. y Canadá. Celac está en el limbo una vez que Bolsonaro retiró al Brasil porque la Celac “da protagonismo a regímenes no democráticos”. De volver Lula al poder en octubre, y es favorito, Brasil se reintegraría. Los siete mayores países de la América Latina tendrían Gobiernos de izquierda, algo inédito.

Petro (en Colombia) como Boric (en Chile) enfrentan el desafío de exageradas expectativas.

Para Petro y Boric lo ambiental encabeza la agenda. Colombia es país petrolero, pero Petro quiere despetrolizarlo. Con ese objetivo propone gravar las exportaciones de petróleo, carbón y oro. Boric también pretende aumentar el impuesto al cobre, y una mayor participación del Estado en la minería. Boric además plantea ampliar las áreas restringidas a la minería, y limitar su acceso al agua. Si estas medidas desalientan la inversión privada, podrán dar lugar a problemas fiscales más adelante. Los planteamientos de Boric recuerdan a los del movimiento indígena del Ecuador.

En su prioridad a la agenda ambiental sobre el petróleo y minería, Boric y Petro marcan distancia con Maduro, Fernández y López Obrador, así como con Rafael Correa y Lula da Silva. Castillo en Perú se encuadra en la izquierda tradicional: alza de impuestos y mayor presencia estatal en la minería, pero sin nuevas restricciones ambientales.

Petro y Boric también se desmarcan de la izquierda tradicional con la agenda identitaria. Petro escogió para la vicepresidencia una activista afro. La pareja de Boric es activista feminista. Boric apoya la constitución que se va a votar en septiembre, que incorpora la plurinacionalidad. Ambos están a favor del aborto y protección de derechos LGBTQ+.

Petro instó a Boric a reactivar la Comunidad Andina, que podría interpretarse como que Chile se reintegre. Petro podría proponer la adopción de legislación comunitaria en temas ambientales y sociales. Chile se retiró de la CAN porque esta era proteccionista, y Pinochet optó por la apertura de Chile y la economía de mercado, modelo que rindió grandes frutos y que Boric quiere abandonar.

Tanto Petro como Boric enfrentan el desafío de exageradas expectativas. Los problemas económicos y sociales que no resolvieron Piñera y Duque persistirán, y las medidas de ajuste se mantendrán. En 2019, Boric como líder estudiantil casi tumba a Piñera por subir el pasaje de metro en 30 pesos (4 ctvs.), y ahora como presidente lo va a subir en 100 pesos.

De aquí a cuatro años, el mapa andino se habrá tornado en su mayoría azul, color en el que esperemos Ecuador se mantenga. (O)