Según información del 28 de septiembre del 2022, es el nivel en que se situó el riesgo país del Ecuador a esa fecha, cifra más alta que la de junio del 2022, 1.600 puntos, en pleno paro nacional, que luego se redujo sensiblemente cuando se percibió que el Gobierno del presidente Lasso retomó el control del Ecuador.

El riesgo país representa cómo se percibe a un país para el manejo de bonos que se colocan en mercados internacionales.

Riesgo país de Ecuador llegó a 1.726 puntos, mil puntos por encima de los que tenía al inicio del Gobierno

En septiembre del 2020, cuando se estaba trabando la renegociación de la deuda con los tenedores de bonos, el nivel llegó a los 2.800 puntos, pero luego se colocó por debajo de mil puntos. La elección de Guillermo Lasso fue valiosa para la imagen del país, al inicio de su gobierno.

Verdad absoluta la de esa información: no. Pero no hay que ignorarla.

¿Qué influye para que las cifras de riesgo país se incrementen? Hay factores externos: las trabas en el comercio internacional por la invasión de Rusia a Ucrania y el temor de que se amplíen los escenarios de conflicto, la caída del precio del petróleo de los últimos días, el riesgo de una recesión global, cuanto más que la semana pasada la Reserva Federal de Estados Unidos subió la tasa de interés, pasando a situarse en una horquilla de entre el 3 % y el 3,25 % en cálculo anual, el nivel más alto en los últimos 14 años, entre otros.

A quienes ejercen espacios de poder, les escribo: el país no puede ser visto como de “temas libres”.

En el caso del Ecuador, se suman complicaciones en el comercio con Rusia y Ucrania, que había alcanzado niveles importantes, y fallos internacionales que le podrían causar elevados pagos, en parte por ligerezas “soberanas” de anteriores Gobiernos, para romper instrumentos y contratos, aun cuando algunos nunca debieron suscribirse, por lo que debe establecerse responsabilidades sobre quienes los suscribieron y sobre quienes los rompieron sin seguir los pasos jurídicos que eviten o invaliden demandas en que se argumenten perjuicios.

¿Quién manda a quién?

Y hay factores internos que afectan a la confianza que debe generar un país. Verdad que la mayoría son desde antes del 24 de mayo del 2021, en que se posesionó Lasso, pero ya han transcurrido 16 meses desde entonces, lo cual no significa desconocer lo bueno que este haya hecho.

Se da una información falsa del déficit fiscal real, porque desde el “correato” se oculta la verdad de lo adeudado, como cuando se esconden las cosas debajo de alfombras. El pretexto: no están auditados los montos. No se ha hecho, ni se hace, porque no se quiere, no es de complejidad no superable. De querer apegarse a la verdad, señálense los dos montos, el auditado y el requerido por auditar —desde la segunda década del siglo XXI, que concluyó el 2020—, con fechas en que se habrían generado.

Para pagos, el sector público es moroso, lo que además —en muchos espacios— genera tufos de corrupción.

La seguridad en crisis, con la expansión de quienes tienen financiamientos y significan multiplicación de ilícitos —narcos y otros— con prácticas de sicariato.

A quienes ejercen espacios de poder, les escribo: el país no puede ser visto como de “temas libres”. Transparencia y austeridad, partiendo desde ustedes, deben ser el mejor homenaje a la Patria en este octubre del 2022. (O)