El año que fenece fue lleno de acontecimientos. Aquí va media docena:

-La sustitución de la mayoría legislativa inicial por otra mucho más sólida, de oposición a ultranza, que busca captar los organismos de control e incluso cesar al presidente. El derrumbe de la primera lo ocasionó el desgrane de los partidos que la conformaban, Pachakutik e ID, así como del BAN, bloque constituido por CREO con asambleístas independientes. Extrañísimo que tantos asambleístas en buen pie con el Gobierno a poco se pasen a la oposición intransigente. La decepción, en buena parte de los casos, sería porque el Gobierno se negó a pagar el precio que pedían, según denunció el propio presidente. El resultado es un gobierno frágil. Lo que priva al país de la oportunidad de adoptar reformas estructurales por vía legislativa, que permitan a la economía crecer al ritmo que llevan otros países de la región.

- La declaratoria de guerra del Gobierno a los narcos, y el destape de la violencia de los carteles de la droga, a los que el correato les abrió las puertas. Hace pocos años, con guerrillas en Colombia y Perú, Ecuador se autocalificaba de isla de paz. Hoy Ecuador es más violento que sus vecinos. Las autoridades libran una guerra desigual. La mayoría legislativa se resiste a reformar el marco legal para facilitar la tarea de las fuerzas del orden, mientras que los narcos detenidos siempre pueden encontrar algún juez simpatizante o de alquiler que los deje en libertad.

-El levantamiento de Iza, que costó al menos 1 mil millones de dólares al país, y que ha llevado a la paralización de la inversión petrolera y minera. Además frenó la reducción del subsidio a los combustibles, con lo que priva al Gobierno de fondos con los que contaba para incrementar la población que recibe un subsidio monetario directo –el 30 % de menor poder adquisitivo recibe un total de 1.400 millones de dólares anuales– y mejorar el sistema de salud. Mientras se mantenga la amenaza de levantamientos indígenas que los gobiernos se resisten a controlar, el país no tiene salida.

¿Qué se ha logrado?

-El más alto perfil de la Corte Constitucional, dado el vacío que deja el bloqueo entre Ejecutivo y Legislativo. La Corte desecha las reformas petroleras, restringe las áreas mineras, dispone el aumento de sueldo de los maestros aunque la Asamblea Nacional no lo acompañó de financiamiento, pero se abstiene de normar la aplicación de la legislación de derechos humanos para que no se abuse de ella para blindar a los narcotraficantes.

-El gradual fin del distanciamiento social, al punto que para estas fiestas no hay restricciones, aunque sí un llamado a la prudencia.

-El cumplimiento de las metas de reducción del déficit fiscal acordadas con el Fondo Monetario. En 2022 el Gobierno mantuvo una política fiscal prudente, aunque no logró reducir la excesiva carga burocrática.

-El espectacular crecimiento del sector camaronero, consolidado como el mayor del mundo, y que satisface la mitad de las importaciones de China, con mucho el mayor mercado del globo. Hoy el sector camaronero paga con precios bajísimos la coincidencia de su gran expansión con la ralentización de la economía china. Pero este es un factor pasajero, serán productores de otros países los que saldrán del mercado, y el sector camaronero queda consolidado como el primer rubro de exportación no petrolera. (O)