Reconsiderar es volver a pensar sobre lo que has pensado, partiendo por admitir que los hechos pueden haber cambiado y que algo en lo que creíamos profundamente puede ser ya no cierto. Nos definimos en términos de nuestras creencias, ideas o ideologías, somos de derecha o e izquierda, arriesgados o conservadores, innovadores o tradicionalistas entre otros. Nuestras opiniones en todos los campos, en la empresa, la familia, la vida pública y privada nos definen. Se vuelven tan “sagradas” que no las cambiamos, aunque el mundo cambie.

Muchas personas están atrapadas por el orgullo, solo tienen certezas y creencias absolutas, miran los hechos solo para validar y confirmar sus convicciones y sus creencias. En cambio, otras están dispuestas a ser lo suficientemente humildes, flexibles y curiosas como para cuestionar lo que creen y lo que creen saber, las personas que están abiertas a reconocer cuando las cosas no funcionan o admitir que las decisiones que tomaron no fueron acertadas, son las que reconsideran.

Tiempos de crisis, tiempos de oportunidad

Este siglo presenta a cada rato nuevas crisis, nuevos desafíos y realidades políticas, económicas, sociales, ambientales, sanitarias y tecnológicas; locales e internacionales; enfrenta a todos a múltiples efectos a la vez, desde el cambio climático global, los impactos de la cadena logística en el abastecimiento y precios, hasta los altísimos niveles de pobreza e inseguridad local, pasando por el nuevo valor del disfrute personal, necesidades y roles de las personas pospandemia; por citar tan solo unos pocos ejemplos.

La mayor habilidad que tendríamos que desarrollar para el éxito estaría relacionada a estar abiertos a reconsiderar permanentemente si las decisiones que tomamos continúan siendo válidas en los nuevos contextos. ¿Quieres tener éxito en el mundo de hoy? Reconsiderar podría ser la clave, como lo afirma el brillante psicólogo Adam Grant.

El futuro no va a ser idéntico al pasado, la mejor forma de reconsiderar las decisiones es imaginar muchas posibilidades...

Para un mundo en el que el futuro no va a ser idéntico al pasado, la mejor forma de reconsiderar las decisiones es imaginar muchas posibilidades y elegir de entre ellas la que resulta más atractiva y que aporta argumentos más convincentes.

Prepárate siempre, haz historia

Para que ello pase se requiere: Primero, tener la predisposición personal de reconsiderar las decisiones. Segundo, adoptar el hábito de observar con mente abierta y aceptar aquellos datos que no encajan con nuestros supuestos de éxito, aquellas anomalías que no encajan con lo que pensábamos que era lo correcto. Tercero, tener conciencia de que lo más importante es saber lo que no sabemos, es recibir información que nos incomoda antes que la que nos haga sentir bien. Cuarto, superar las posiciones binarias, dilemáticas o polarizadas que no dan espacio alguno para lo nuevo. Quinto, avanzar sin miedo.

Los recientes resultados electorales en Brasil invitan a los líderes políticos a reconsiderar si en la propuesta de valor pública hay algo más que eficiencia en el gasto, creación de riqueza, libre mercado, prensa libre y atracción de capitales.

Las trampas de la estrategia, lo que no se debe hacer para tener éxito

Es igual para los líderes empresariales. Empresarios ecuatorianos como los de Kushki, Kriptos, Storybook, entre otros, dan un gran ejemplo. Ellos han reconsiderado el uso de la tecnología, las aspiraciones y las estrategias.

La mayor toma de conciencia colectiva del momento partiría de reconocer que estamos viviendo tiempos en los cuales para llegar adonde no hemos estado debemos primero reconsiderar lo que ya hemos decidido. (O)