América Latina, la de los cambios bruscos. Rafael Correa cuando presidente no quería saber nada de la Alianza del Pacífico, donde cuatro países con gobernantes responsables buscaban en conjunto una mayor apertura al mundo. Los cuatro tampoco querían admitir en sus deliberaciones a un presidente populista proclive a armar escándalos en cónclaves internacionales. El panorama mejoró con Lenín Moreno, y más aún ahora. Guillermo Lasso tiene el perfil exacto para entrar en esa Alianza del Pacífico aperturista. Pero la Alianza está en vías de cerrarse como ostra. El México de López Obrador es proteccionista. Perú se apresta a elegir un presidente dispuesto a echar por la borda la estrategia de apertura económica.

Cuando Duque recibe con brazos abiertos a Lasso, quien le solicita lo admita en la Alianza, es porque gana un aliado para reforzar la vocación original de la institución.

El Grupo de Lima lo conformaron en 2017 México, varios Estados centroamericanos y ocho sudamericanos, incluyendo la Venezuela de Juan Guaidó, en defensa de la democracia representativa. Se marginaron Uruguay con Tabaré Vásquez y Bolivia con Evo. Bolivia se adhirió en 2019 con Áñez, pero en 2021 Arce no sabe si quedarse o salir. Uruguay con Lacalle coincide con el Grupo, pero México lo ignora y Argentina con Fernández se retiró.

¿Y si gana Castillo en Perú? El Grupo de Lima, ¿se quedará sin Lima?

En América Latina este año es de elecciones: nueve, entre generales y seccionales. La primera fue la de Ecuador. Los resultados de la primera vuelta auguraban que en Ecuador continuaría la segunda ola populista que retornó al poder a Cristina Fernández y a Evo Morales. Pero en la segunda vuelta Ecuador rechazó a Correa y optó por Lasso. Ecuador paró en seco la segunda ola.

Las demás elecciones regionales no arrojarían resultados tan positivos. En febrero, en El Salvador, Bukele consiguió el control absoluto de la Asamblea y consolida un régimen autoritario de difusa orientación ideológica. Sigue Perú que escogerá entre castrismo y populismo de derecha. Chile inicia una retahíla de comicios, desde constituyente hasta presidenciales; lo único claro es que abandona la exitosa trayectoria de los últimos 30 años. En junio, el populista López Obrador derrotaría contundentemente a los partidos tradicionales en las legislativas mexicanas.

En Argentina, en septiembre comienza el proceso para la renovación parcial de las dos cámaras y Fernández la tiene cuesta arriba por la fracasada gestión económica y la vacunación vip. Piñera deja el poder en marzo 2022 y en agosto, Duque; quien se perfila como próximo inquilino del Palacio de Nariño es el populista del siglo XXI Gustavo Petro. Con lo que Lasso emerge como el nuevo portaestandarte regional de la democracia representativa, separación de poderes y economía abierta.

Esta situación augura al Ecuador de Lasso un papel destacado en el escenario regional, muy por encima del que le corresponde como la octava economía regional. Toda la región estará observando atentamente si Lasso Mendoza, en democracia y apoyado en una economía de mercado, tiene éxito en sacar al Ecuador de su doble crisis, pandémica y fiscal. Por lo cual el Gobierno ecuatoriano deberá convocar y concitar el apoyo decidido de todo el mundo democrático. (O)