El presidente Lasso tuvo dos intervenciones acertadas este mes. La primera en la sesión solemne del 9 de octubre en Guayaquil, con auditorio descreído. La segunda en la entrevista con Carlos Vera, un periodista incisivo. En ambos espacios lució firmeza y seguridad, encarando la generalizada crítica de medios digitales y redes sociales donde se ha venido denunciando la presunta incapacidad y mediocridad del régimen. Fue como tomar una bocanada de aire en medio de una correntada que arrastra la gobernabilidad, a veces con verdades a medias y mentiras.

Una rendición oportuna de cuentas y a la vez de defensa de la administración, recuperando un protagonismo que, incluso, había dado pábulo a especulaciones sobre su estado de salud. Lo más relevante, que actualizó su visión estratégica sobre los problemas del país y las soluciones en que viene trabajando en los ámbitos de seguridad, educación, salud y oportunidades para todos, dígase empleo.

El 5 de diciembre sería la fecha ‘tope’ para que Guillermo Lasso incluya su referéndum y consulta popular en votaciones de febrero

Promediando el primer tercio de su mandato, puede acreditar el haber ordenado las cuentas del sector público, cuyo desarreglo, como bien anotó, perjudica la financiación de programas sociales en beneficio de los más pobres. Afianzando la gestión macroeconómica, ha sido alentador conocer que la Reserva Federal de EE. UU., en un gesto inédito, otorgó una facilidad de liquidez por $ 1.000 millones al Banco Central que alivia la presión sobre el riesgo país.

Asimismo, ha sido aplaudida la decisión de renovar por decreto las representaciones de empleadores y trabajadores en el Consejo Directivo del IESS, que debido a un limbo jurídico se habían tornado vitalicias. Esto permitirá insuflar renovados bríos a la institución, que necesita renacer de las cenizas.

La crisis de seguridad por el narcotráfico marcó diálogo entre Guillermo Lasso y senadores norteamericanos

Hace falta que el equipo gubernamental vaya mejorando su ejecutividad economizando tiempos. Al año del lanzamiento del portafolio de Ecuador Open for Business ninguno de los proyectos emblemáticos de petróleos, energía o minas se halla en fase de ejecución. Y, más aún, los cronogramas respectivos se encuentran demorados y acaso en fojas uno. 17 meses de curva de aprendizaje no han permitido encontrar salidas al sempiterno laberinto burocrático. Además, las pugnas de poder y conflictos de interés, patentes, por ejemplo, entre el Ministerio de Energía y Petroecuador, frenan el avance de este proceso llamado a materializar 30.000 millones de dólares de inversión privada.

La perspectiva se enreda por la firma del acuerdo entre el Gobierno y la Conaie en la mesa de diálogo n.º 5. Los sectores afectados consideran que la moratoria de actividades extractivas en amplios territorios de la Amazonía y el Ande dificultarán el avance de múltiples proyectos en marcha. El precio de la paz sería a costa de sacrificar la generación de mayor riqueza y bienestar.

El escepticismo se acentúa debido a que tal política de Estado se ha comprometido con un sector minoritario y extremista, solo porque tiene la capacidad de generar caos y negociar desde una posición de fuerza. En un gesto de rectificación, el presidente Lasso reconoció que el Gobierno debe dar cabida a otros actores de la sociedad a fin de integrar sus respectivas visiones y legítimos intereses de consuno. (O)