Se crea empresa para generar riqueza, se gobierna para prosperar, se tienen aspiraciones para crear realidades, se ponen metas para conseguirlas, se plantean logros para celebrarlos. Cada persona tiene su propia definición de la victoria; sin embargo, muchas pero muchas veces no se la consigue, se llega al final del camino y se avanza muy poco o ni siquiera se avanza. Es usted empresario, gerente, funcionario, líder, gestor, entre otros. Si no alcanzó hasta este mes lo que se propuso quizás es hora de preguntarse: ¿Por qué? ¿Cómo operan sus modelos mentales? ¿Cómo hacerlo mejor de cara al futuro?

Roger Martin, pensador de gestión número uno del mundo por Thinkers50 y autor del best seller Jugar para ganar, desmitificó por qué las estrategias no funcionan, en esta columna se recogen y comentan las principales trampas cuando se decide lo importante o relevante.

Primero, “abarcarlo todo”. Tomar decisiones convirtiendo todo en una prioridad, sin recordar que tener una estrategia ganadora parte siempre por visualizar y definir una aspiración clara, dónde ganar y cómo ganar.

Las tareas por hacer

Tener buenos planes

Segundo, actuando como “Don Quijote”. Tomar decisiones desafiando de frente al adversario más fuerte, enfocándose en un mercado muy competido o adoptando una estrategia sin analizar las opciones de victoria. Como lo hizo Don Quijote actuando en un mundo irreal de suposiciones y conjeturas; sin conectarse con el mundo real de los riesgos, amenazas, barreras u obstáculos y sin tener claro las propias capacidades. Una estrategia no tiene sentido si no se respalda por unas expectativas realistas.

Para ganar hay que tener un foco, sea este una meta, un segmento, un servicio, un proyecto. Y decidir en consecuencia.

Tercero, aplicando decisiones a lo “Waterloo”. Esto es abarcando múltiples frentes a la vez. Decidir implica también renunciar, una estratégica para ser efectiva no puede asumir varios retos a la vez por más grande que se sea o dinero que se posea.

Cuarto, siendo “algo para todos”. Tomar decisiones no determinadas ni enfocadas. Las medias tintas no funcionan, hacer por hacer no lleva a la victoria. Para ganar hay que tener un foco, sea este una meta, un segmento, un servicio, un proyecto. Y decidir en consecuencia. ¡Es imprescindible!

‘Liderazgo’, según Kissinger

Comunicar no siempre es comunicar

Cinco, viviendo de “sueños que no se hacen realidad”. Hacer declaraciones de aspiraciones y objetivos que nunca se traducen en decisiones y en cambios reales con impacto en corto plazo, decisiones que no se concretan en nuevas capacidades y sistemas.

Seis, “cambiando de rumbo permanentemente”. Cada mes tomar una decisión distinta, imitando a lo que hacen otros o con base en nuevas demandas sin una reflexión previa; y, lo que es peor, sin tener posibilidades de éxito. No es lo mismo “recalcular la ruta” por cambios del entorno que actuar perdiendo de vista el norte. La urgencia, la tentación de querer satisfacer a todos y la falta de coherencia al final pasan la factura.

Para Eduardo Dalmasso, experto argentino en liderazgo, no hay estrategias independientes de los estrategas, las estrategias se corporizan a través de quienes las crean y ejecutan. Para derrotar al fracaso se necesita una firme voluntad del líder para aprender y corregir, para superar su autocomplacencia y arrogancia. Las “trampas estratégicas” de Roger Martin son gran aporte para empezar. (O)