A los países pequeños se les hace muy difícil mantener una política internacional independiente; por eso, los pequeños tienen que ser muy celosos en mantener las debidas distancias que permitan cooperar sin someterse. Esto a propósito de un proyecto de Ley, la DAV 22083, que se tramita en el Senado de los Estados Unidos para su aplicación entera y exclusivamente en el Ecuador. Entendemos que es una iniciativa de la embajadora ecuatoriana en Washington por su relación con varios senadores encabezados por el senador Méndez; este proyecto es uno de más largo alcance que un convenio suscrito por Lenín Moreno, en enero de 2021, por el que el Ecuador se comprometía a excluir a China de ciertos negocios, particularmente los de telecomunicaciones, de la nueva tecnología 5G.

La primera objeción que yo señalé, en un artículo en Diario EL UNIVERSO, fue la de que una potencia extranjera dictara leyes para su aplicación en el Ecuador. La Asamblea ecuatoriana, enredada en su disputa interna de poder, nada ha dicho; su presidenta debió ya pedir explicaciones.

¿Quién va a invertir en un país en el que las mafias, las fuerzas criminales se imponen sobre las del orden?

El proyecto de Ley del Senado pretende imponer un tutelaje sobre las tres funciones del Estado ecuatoriano y excluir sus relaciones con Estados autoritarios a los que considera “malignos”, con mención específica a la China. Por eso he comparado yo esto con la tristemente célebre “Enmienda Platt”, dictada por el Congreso norteamericano a inicios del siglo XX y con la que gobernaba Cuba, lo que creó más tarde la reacción y la revolución de Fidel Castro.

La cooperación con Estados Unidos es muy importante y debe ser traducida en convenios específicos acordados libremente entre las partes, no en leyes unilaterales; en el área de justicia ha quedado demostrado lo útil que nos es para el descubrimiento y sanción de la corrupción. Hay que ahondar en esa cooperación.

Asimismo puede ser de gran ayuda la cooperación que busca el presidente en su visita a Israel en el área de seguridad, cuando la violencia nos desborda en calles y prisiones; lo ocurrido en la cárcel de Santo Domingo de los Tsáchilas es pavoroso, y no es sino un capítulo más que se repite continuamente. La repetida difusión de esta pavorosa masacre en la prensa internacional, especialmente en los noticiarios televisados, nos debe haber causado un daño incalculable. ¿Quién va a invertir en un país en el que las mafias, las fuerzas criminales se imponen sobre las del orden?

Bienvenida la cooperación con Israel que puede ayudar a alcanzar eficacia en el control de la seguridad en general y devolver confianza en el país. Pero la aplicación de modernos sistemas no es todo lo que se necesita, porque las causas del mal son más profundas, están directamente relacionadas con la pobreza y miseria populares. Sin inversión urgente en lo social, la violencia en las calles, el crimen de sicarios, sobrevivirá; esta masacre en la cárcel tiene lugar a escasos días de reorganizados los mandos militares y policiales, luego de otra reorganización de hace poco. ¡Hay que depurar, imponer orden a cualquier precio! ¡Menos estados de excepción públicos que alertan a los delincuentes, quienes se cambian de barrio! (O)