La justicia es uno de los valores de mayor significación en la vida. Los ciudadanos debemos hacer de ella ‘una práctica diaria’. Y es una de las razones de ser del Estado.

La administración de justicia es un servicio público porque atiende una necesidad pública.

El Estado de derecho se resiente en lo más profundo cada vez que hay una víctima de la injusticia.

La prohibición de hacer justicia por mano propia tiene una explicación: el Estado garantiza la tutela judicial efectiva, y si se equivoca está obligado a indemnizar por los perjuicios. La Constitución de 1967 inauguró en el artículo 27 la responsabilidad del Estado por los perjuicios causados por los servicios públicos y por los actos de los funcionarios y empleados estatales.

El Ecuador, desafortunadamente, ha sido visible internacionalmente por las violaciones a los derechos humanos cometidas en diversos juicios, y su responsabilidad ha sido declarada reiteradamente por la Corte Interamericana. Vidas destruidas, familias moralmente aniquiladas por los abusos estatales en el ámbito judicial son sucesos que no debieran ocurrir.

La manipulación de la justicia es una actitud moralmente despreciable, jurídicamente reprochable e internacionalmente condenable.

Los ecuatorianos debemos aprender que nunca es bueno manipular la justicia ni perseguir a nadie judicialmente. Los jueces deben cumplir su labor en paz. No deben ser presionados por nadie. Dedicación, buen criterio y decisiones bien argumentadas son ingredientes irremplazables en el mundo judicial. Debemos aprender las lecciones de la historia y condenar la manipulación de la justicia. No importa quién lo haga, si el partido político que busca controlar la justicia o influir en una decisión es de izquierda o de derecha, si la víctima es un personaje o no. El Estado de derecho se resiente en lo más profundo cada vez que hay una víctima de la injusticia. Tan desubicados estamos que regularmente el control de la justicia es un botín político. El manejo político de la justicia ha sido, es y será condenable. No es que fue malo cuando lo hacían unos y es bueno cuando lo hacen otros.

Perseguir a políticos y a cualquier ciudadano usando la justicia siempre ha sido, es y será condenable ¿Es tan difícil entenderlo? La administración de justicia debe ser algo sagrado en la vida de una sociedad, y también para los partidos. A la larga los errores judiciales los pagamos los ecuatorianos, pues el Estado debe indemnizar los perjuicios ocasionados por los jueces. Y el cobro a los responsables es casi un chiste.

El respeto a la administración de justicia debe ser una de las grandes estrategias para consolidar el Estado de derecho. Recursos judiciales tramitados supersónicamente para perjudicar a justiciables, prejuicios, impedir la defensa con argucias son actos que nunca deben ocurrir. El día de mañana los perseguidores se convierten en perseguidos, y los perseguidos en perseguidores. ¡Y no cambiamos! Mientras estas cosas pasan los usuarios y los funcionarios judiciales mueren de calor porque no sirven los acondicionadores, no hay papel ni jabón en los baños, pero ese es otro lamentable capítulo. (O)