Leer sobre la vida de Ivonne Baki produce necesariamente admiración. Los más variados Gobiernos han acudido a ella para contar con sus servicios. Tiene muchas facetas: defensora de los derechos humanos, pintora, intelectual, diplomática, luchadora incesante por posicionar al Ecuador internacionalmente. Como se dice comúnmente, es amiga de todo el mundo.

Impresiona leer que estudió Arte en la Sorbona de París, que obtuvo maestrías en Administración Pública y en Políticas Públicas en la Kennedy School of Government de Harvard, que creó la Harvard Arts for Peace Foundation. Cónsul honoraria del Ecuador en Boston, embajadora en Estados Unidos de América nombrada por varios presidentes; fue la primera ministra de Comercio Exterior del Ecuador, artífice en la extensión de las preferencias arancelarias andinas, jefa negociadora de la iniciativa Yasuní, embajadora de Buena Voluntad de la Unesco, etc. La vimos por televisión en Galápagos con el expresidente Clinton por la gran iniciativa ambiental liderada por el ministro Manrique. Su más reciente éxito diplomático conocido es la asociación con Estados Unidos para obtener apoyo en diversos ámbitos, ni más ni menos que a través de una ley aprobada en ese gran país, emblema mundial de la democracia y de las libertades. Nunca he hablado con ella. Por consiguiente, este reconocimiento no obedece a una relación de amistad. Es una genuina expresión de entusiasmo y justicia. Con frecuencia escucho a “personajes” que se dedican a condenar que el Gobierno actual cuente en su nómina con profesionales que han trabajado en otros gobiernos, como si ello fuera, per se, algo malo. Hay que tener cuidado con nombrar a las personas correctas; eso está bien, pero condenar un nombramiento por el solo hecho de haber trabajado en otro gobierno (o con un rival político del momento) es realmente injusto y discriminatorio. Las personas inteligentes y decentes son útiles para el país y para cualquier Gobierno. Esto, que es básico, se pierde de vista con alguna frecuencia aquí.

... luchadora incesante por posicionar al Ecuador internacionalmente. Como se dice comúnmente, es amiga de todo el mundo.

No hay nada más satisfactorio que ser correcto/a, luchador/a, protector/a de causas justas y lícitas; que actuar con convicción; que trabajar guiado por la decencia. Este tipo de ideas son las que hay que sembrar en la juventud. Esta necesita estar bien ubicada, y para ello hay que inculcarle valores, amor, espíritu de lucha. Hace un tiempo se aprobó una ley que devolvía a las escuelas la materia Moral y Cívica. Ojalá esa excelente conquista se materialice. Hay tanto que trabajar y por qué luchar que perder el tiempo en discusiones inútiles, ideológicas, es un verdadero pecado contra el progreso. Nuestra lamentable realidad: contar con múltiples instituciones moralmente semidestruidas, una justicia con gravísimos problemas, una delincuencia que atemoriza hasta el punto de llevarnos a renunciar a las playas, no debe conducirnos a perder el horizonte. Este panorama, aunque condenable, es el escenario para el surgimiento de grandes liderazgos, de sueños realizables.

Gracias a Ivonne Baki por su ejemplo, por su vida de servicio, por su lucha. (O)