A nivel global, la inversión mundial en investigación y desarrollo (I+D) creció más rápido que la economía entre 2014 y 2018, y continúa este ascenso hasta el año 2022 con mayor énfasis en el sector de servicios, impulsado de hecho por la pandemia del COVID-19. La cifra de crecimiento que se obtiene estadísticamente de los mencionados cuatro años se encuentra alrededor de un 19 %. El 63 % de dicha progresión lo tienen solamente dos países, que son China y Estados Unidos, los que curiosamente representan unas de las mayores economías del mundo. China, por sí sola, representa el 44 % de ese incremento.

El gasto en investigación y desarrollo (I+D) continúa fuertemente concentrado y, por citar otro ejemplo, el 93 % lo aportan los países integrantes del G-20. Podemos notar que estos países son aquellos que colocan el valor agregado a su materia prima, y de hecho son aquellos que nos exportan la manufactura de estos, la cual se ve reflejada en vehículos, artefactos electrodomésticos, entre otros. Si nos movemos un poco en la geografía mundial, podremos observar que solo uno de cada cinco países invierte más del

1 % de su PIB en I+D. En América Latina y el Caribe, a excepción de Brasil, ningún país supera ese umbral y, a contramano del mundo, la inversión entre 2015 y 2018 se redujo del 0,69 % al 0,62 %. Para el resto del mundo, las cifras se agudizaron con la pandemia del COVID-19.

Ecuador, posee cifras mas bajas que este umbral, y es por esto que podemos observar que en gobiernos pasados necesitamos contratar la gran mayoría de los proyectos denominados emblemáticos. ¿Por qué no podemos nosotros mismos construir una refinería? Cuando contratamos este tipo de proyectos integrales aumenta la probabilidad de que puedan existir actos de corrupción, y le damos más poder a los grupos económicos que solo velan por sus intereses. Si nos enfocamos en sector industrial, nos hemos centrado básicamente a la operación y mantenimiento de este tipo de plantas, pero no las construimos, y esto se extrapola a todos los sectores y mercados industriales del país.

Son las empresas extranjeras quienes realizan las grandes inversiones, en buena parte porque no disponemos de la maquinaria, conocimiento y desarrollo de la ingeniería de procesos que comulguen con la experticia técnica de la que sí disponemos. Miles de millones al año se pierden por no contar con estudios de ingeniería de procesos y de producción eficientes a nivel técnico, y muchos miles más se destinan a procesos viciados fruto del mismo mal.

Como país necesitamos cambiar esta realidad y es importante empezar a apuntalar políticas de Estado que nos permitan iniciar este proceso. Por ejemplo, se debe reforzar los departamentos de ingenierías de procesos de las empresas públicas, y afianzar las fases de diseño de procesos productivos en los ministerios correspondientes. En el momento que seamos capaces de articular políticas de Estado que favorezcan la investigación y desarrollo, podremos despegar como país en la era de la manufactura, y por ende generar las plazas de trabajo necesarias, bien remuneradas y que nos permitan salir del tercer mundo. (O)