Nuestro planeta ha sufrido algunas extinciones masivas en su historia, algunas de las cuales han extinguido hasta al 99 % de la vida. La más famosa de estas extinciones masivas fue aquella sucedida hace 66 millones de años, cuando un gigantesco asteroide impactó lo que ahora es la península de Yucatán. El impacto ocasionó un invierno eterno ─como los que tanto teme y prevé la casa Stark en GOT─ que puso fin al reinado de los dinosauros y el inicio de las condiciones para que, hoy en día, nosotros tengamos ese cetro real.

Sin embargo, la posibilidad de que un asteroide de esas características vuelva a impactar la Tierra son bien remotas. Los tiempos cósmicos se miden a gran escala y es poco probable que un evento de esta naturaleza suceda en los próximos millones de años. Esto no ha evitado que Hollywood utilice esta trama para taquilleras películas. Se me viene a la mente Armageddon, donde un grupo de vaqueros desadaptados, liderados por Bruce Willis, nos salvan de la catástrofe final con coraje y cursilería.

Por qué los científicos de la NASA escogieron impactar un asteroide como forma de defensa planetaria

Pero esas son las películas. Con héroes de mentira.

En la vida real es mucho más probable que la Tierra sufra un impacto de un asteroide más pequeño que aquellos que ocasionan extinciones masivas, pero lo suficientemente grande y veloz como para ocasionar daños comparables con la detonación simultánea de algunas bombas atómicas. Este tipo de eventos generarían millones de muertes y daños catastróficos que afectarían para siempre la vida en el planeta. Para esto debemos estar preparados, y para evitar esto necesitamos héroes de verdad.

Los verdaderos defensores del planeta son nerds con títulos en ingeniería, física y administración de proyectos...

Y eso es precisamente lo que ha hecho la NASA con su misión Double Asteroid Redirection Test (DART, por sus siglas en inglés). La misión tenía el objetivo de simular que un asteroide impactaría la Tierra y probar un mecanismo de defensa planetaria que consiste en impactar el asteroide con la suficiente anticipación y fuerza para desviarlo de su órbita de impacto con la Tierra. Para probar esta técnica, la misión escogió el asteroide Dimorphos, que está relativamente cerca de la Tierra, aunque no tiene una órbita de intercepción con nosotros. La finalidad era clara: como un dardo, la sonda debía estrellarse con precisión en el centro del asteroide y desviarlo de su simulada órbita de impacto con la Tierra.

La misión despegó hace 10 meses y el 26 de septiembre cumplió su objetivo: impactó el asteroide seleccionado con fuerza y precisión. Las imágenes del impacto fueron captadas por la propia sonda y por su compañera LICIACube, que lo acompañó en su trayectoria.

Los héroes que lograron probar que podemos defendernos del impacto de un asteroide celebraron su proeza, sabiendo que, a diferencia de Bruce Willis, no necesitaron de cursilerías ni enviar desadaptados para lograrlo. Bastó preparación, presupuesto y mucha ciencia. Los verdaderos defensores del planeta son nerds con títulos en ingeniería, física y administración de proyectos, detrás de computadoras en la NASA. Son héroes anónimos que después de celebrar seguro fueron a tomar una cerveza con sus amigos al bar de la esquina, sacando pecho por lograr, nada más y nada menos, demostrar que se puede desviar un asteroide. (O)