Las imágenes de las masacres carcelarias cada vez son más truculentas para producir terror. El sistema carcelario se ha manejado a palo de ciego, constituyéndose en una bomba de tiempo que en cualquier momento iba a estallar. Inicialmente estaba bajo la responsabilidad del Ministerio de Gobierno; luego pasó al Ministerio de Justicia que creó Correa; por último, Moreno eliminó dicho ministerio y el sistema penitenciario pasó a ser autónomo, con el ampuloso nombre de Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y Adolescentes Infractores del Ecuador (SNAI).

Hasta el 2014 existían 23.531 presos; con el COIP se estableció la acumulación de penas, hasta 40 años de prisión, con esta medida llegó a cerca de 40 mil reclusos, provocando un hacinamiento y una sobrepoblación espantosa (se habrá analizado si la acumulación de penas dio algún resultado). A esto se suma el uso excesivo de la prisión preventiva, la lentitud de trámites judiciales, con más de 15.000 presos sin sentencia.

El control interior de las cárceles está en manos de los guías penitenciarios, los estándares internacionales establecen un guía por cada 10 detenidos, en nuestro país tenemos uno para cada 26; no hay una escuela de guías, los que están en funciones son mal seleccionados, mal formados, mal equipados y mal pagados, son presas fáciles del soborno.

En la Asamblea no dan trámite hace más de 3 años al Código Orgánico de la Seguridad del Estado que contiene 4 leyes importantes: Defensa Nacional, Sistema de Seguridad Ciudadana y Orden Público, Sistema de Inteligencia y Gestión de Riesgo. A esto se suma que la Corte Constitucional declaró inconstitucional el reglamento del Uso Progresivo, Racional y Diferenciado de la Fuerza emitido por el Ministerio de Defensa, es más, con el estado de excepción decretado por el presidente Lasso, la misma Corte limita el empleo de los militares, no pueden ingresar a las cárceles.

En la Ley de Seguridad Pública y del Estado vigente consta el Ministerio Coordinador de Seguridad, fue eliminado por Moreno, era el responsable de preparar el Plan Nacional de Seguridad Integral.

Luego del ataque a Angostura, Correa rompió relaciones diplomáticas con Colombia, durante casi 3 años no pudimos intercambiar información. Correa en 2009 no renovó el convenio que brindaba facilidades al Grupo de Avanzada de los EE. UU. para que desde la Base de Manta operen los aviones Awards y Orión, para el control del narcotráfico. Invocando la soberanía nos quedamos en la indefensión.

Los radares chinos nunca funcionaron, recién en abril de 2017 entraron a funcionar los radares españoles; hasta tanto entraban y salían con toda libertad las narcoavionetas especialmente de los carteles mexicanos.

Deliberadamente se permitió que el narcotráfico y sus secuelas vayan creciendo; las bandas criminales organizándose, corroyendo el cuerpo social hasta convertirse en una bomba que ha estallado. A esto se suma la conjura internacional, soterrada, que fomenta los estallidos sociales para configurar una “grave crisis política y conmoción interna” para que se entronicen las narcodictaduras perpetuas. (O)