Está en marcha un golpe de Estado en cámara lenta, una tenaza que busca prensar y quebrar al Gobierno. Una pinza es la Asamblea, en manos del correísmo; y la otra, la calle, en manos de Leonidas Iza.

La Asamblea plantea destituir a Guillermo Lasso por delitos contra la seguridad del Estado, por no denunciar al narcotráfico y por enriquecimiento ilícito. Acusación grotesca, por cuanto no se presenta evidencia alguna, y cínica: ¿qué Gobierno es el que más droga incauta? Y por otra parte, ¿quién eliminó el control del narcotráfico desde la Base de Manta? ¿Quién permitió una base en territorio nacional a las FARC y es acusado de que su campaña fue financiada por esa guerrilla? ¿Qué fuerza política lleva pandilleros a la Asamblea? ¿Cuál presidente fue condenado a ocho años de prisión por comandar una estructura criminal?

Con 104 votos, Asamblea Nacional recomienda enjuiciar políticamente al presidente Guillermo Lasso por delitos contra la seguridad del Estado y omisión en delitos contra la administración pública

La opinión mayoritaria de constitucionalistas es que la Corte Constitucional no aprobará el juicio político, porque las causales que se esgrimen no cuadran con lo prescrito por la Constitución. La pinza más importante es Leonidas Iza.

El líder de la Conaie prepara un nuevo estallido. Los asambleístas que le son allegados, coaligados con los correístas y PSC, se propusieron amedrentar a las fuerzas del orden censurando en febrero 23 a Patricio Carrillo, quien fuera un excelente ministro del Interior, por haber contenido los peores excesos del levantamiento de 2022. Iza cuenta con que las fuerzas del orden no repriman el nuevo levantamiento, como no lo hicieron en 2019 y 2022.

Doblemente cínicos los coaligados. Iza no hubiera osado levantarse contra Correa.

Doblemente cínicos los coaligados. Iza no hubiera osado levantarse contra Correa. Como presidente, Rafael Correa no toleró desmanes, trajo orden en la Amazonía, puso fin a las tomas de instalaciones petroleras. León Febres-Cordero aplastó a Alfaro Vive y Ecuador no tuvo que soportar guerrillas como Colombia y Perú. Hoy los seguidores de ambos condenan a un ministro que, de haber servido a Correa o Febres-Cordero, el presidente le habría reprochado tener mano blanda.

Fracasó la estrategia del Gobierno, en junio pasado, de rendirse ante Iza y sentarse a procesar sus exigencias, inicialmente 10 pero que se multiplicaron a 218. A pesar de que el Gobierno está cumpliendo, Iza se declara insatisfecho y urge a que se defenestre a Lasso.

Si se repite el escenario de junio pasado, las fuerzas del orden no controlan los desmanes y Lasso pierde el control, nuevamente entraría en juego la Asamblea, desempeñando un papel subsidiario al de Iza. La Asamblea pondría en marcha otro intento de destitución presidencial, esta vez invocando la conmoción causada por el levantamiento. Esta causal no requiere pronunciamiento de la Corte Constitucional. Con esto, la Asamblea daría barniz de constitucionalidad a un golpe de Estado.

¿Estará dispuesto Lasso a pararse firme o se dejará avasallar nuevamente? De no poder detener el levantamiento, como último recurso el presidente se adelantaría a la destitución con la muerte cruzada. El país estaría en una crisis política peor que en 1999, con una democracia al borde del precipicio y economía de mercado amenazada de muerte.

El mejor escenario es que el presidente presente decidido combate en la Asamblea y en las calles. No más aguas tibias. Que la sociedad civil y las fuerzas políticas democráticas lo apoyen. (O)