¿Cuánto sabe usted de ese ser en crecimiento que está en la habitación de al lado y que pasa buena parte del tiempo con unos audífonos que lo conectan con un mundo que no es el suyo? ¿Reniega a diario por no poderlo someter como quizás sus padres sí pudieron con usted? ¿Justifica todo lo que de él no le gusta en el hecho de que es “un milenial”?

Pues justamente lo primero que tiene que revisar y corregir es etiquetarlo así, sobre todo si su edad bordea los 20 años. El término “milenial” se volvió un genérico, como “chiclets” y “cola”, pero los que corresponden de verdad a ese grupo bordean ahora los 40 años, y siguen siendo buscadores incansables del éxito individual, con todos los títulos y acreditaciones posibles, contacto con tutores y coachs a los que han convertido en referentes.

Los que bordean los 20 son en realidad centeniales, o generación Z, que están desplazando ya en muchos sentidos a los mileniales, y que aunque lo pareciera por tener igual que ellos todas las tecnologías al alcance, no son lo mismo. Esto lo han entendido sobre todo los publicistas, que tienen ya un rato tratando de descifrarlos, pero buena parte de la sociedad sigue pegándoles en la frente el membrete de mileniales. Una diferencia marcada está justamente en sus tendencias de consumo: los cuarentones han vivido desde la adultez en la búsqueda frenética de referentes que les digan qué hacer y cómo, rodeados, claro está, de toda la información que cual avalancha les da la tecnología. Los veinteañeros, en cambio, quieren hacer notar siempre que la decisión de consumo o acción la han tomado ellos, luego de navegar entre lo bueno y lo malo que pueda poner a su alcance la red.

¿Qué más son los centeniales? Un reciente estudio de CM Group, de Nashville, Tennessee, y enfocado en comprender comportamientos y gustos de la generación Z, da luces, luego de revisar los resultados con expertos en retail y en medios: Para entenderlos y conectar con ellos hay que estar en YouTube y en TikTok, las redes sociales más visuales y entretenidas. Sí, esa que usted considera “ridiculez” es la que tiene atrapado a su vecino de habitación. Los centeniales además quieren compromiso de parte de quienes les acercan información. Posturas definidas en lo que dicen, para luego ellos decidir si la comparten o repelen. La diversidad, la equidad y la inclusión constituyen campos temáticos en los que tienen particular atención. Y la prominencia, aquel elemento del que carecen la gran mayoría de los autodenominados influencers, es, en cambio, lo que los centeniales están valorando entre las voces individuales que consumen.

La generación Z podría compartir sus datos para recibir contenidos y sugerencias personalizadas, pero rechaza los anuncios en mayor porcentaje que cualquier otra generación, aunque es más propensa a comprar un producto cuando le gusta lo que ve. Y para pesar de los puristas de la información, este dato revelador: para la generación Z, el contenido y el comercio son una sola cosa.

¿Les pareció mucho? Pues acomódense que ya detrás viene la generación T, que todo lo resuelve con lo táctil y con sensores le abre todas las puertas. (O)