Cuando pensamos en un asunto minúsculo, algo sin gran importancia, muchas veces lo relacionamos con un asunto de hormigas o trabajo de hormigas. Por su tamaño y nuestra percepción de ellas como ‘plagas o invasoras’, asociamos características negativas a estos seres que en realidad representan trabajo, orden y fortaleza. Últimamente, me encuentro reflexionando sobre las hormigas, sus enseñanzas y el cambio de mentalidad que se requiere para comprender su verdadero rol.

Las hormigas, al igual que las abejas, son insectos con una organización social estructurada e inteligente que asombra a cualquier etólogo que intente descifrar cómo se definen sus roles y qué hace que mantengan ese comportamiento durante toda su vida. La vida de las hormigas se fundamenta en la división del trabajo de reproducción —individuos fértiles (reinas) y estériles (obreras)— y del trabajo de manutención de las varias castas de obreras. Poseen un sistema sensorial muy desarrollado, que resulta en un sofisticado lenguaje de señales químicas. Incluso, pueden dejar marcas en la tierra a manera de mensajes que tiempo después pueden ser captados por otras hormigas. Aparte, en las colonias existe un sinnúmero de variedad de personalidades: desde audaces, agresivas, aventureras y exploradoras hasta pasivas y temerosas.

Las hormigas prosperan en cualquier lugar nuevo que colonicen y se establezcan, pero su éxito siempre viene del trabajo en equipo, ya que como colonia son más poderosas que como individuos. Son altamente resistentes a condiciones ambientales, capaces de sobrevivir varios días bajo el agua. De inmensa fortaleza física, las hormigas pueden levantar hasta 50 veces su propio peso. Y por más que nos engañen con su tamaño, al ser tan organizadas, en el momento de un enfrentamiento ellas pueden acabar con su enemigo mordiéndolo, picándolo o envolviéndolo en una especie de ‘bolsa’. Aunque parezca de película de Hollywood, frente a un ataque a la colonia una especie de hormiga puede explotar para liberar un químico tóxico y salvar a la colonia. Estas hormigas superhéroes llevan la lealtad y el sacrificio al extremo.

En Ecuador existen curiosas especies de hormigas: la bala, la limón, la de fuego, y este año se descubrió una nueva especie que se ubica entre las cinco más grandes del mundo. Si cambiamos nuestra perspectiva de escala y reconocemos que nuestro planeta es un gran ser vivo, nosotros seríamos hormigas para la Tierra. Muchas veces, nuestro comportamiento irresponsable puede ser invasivo y tener impactos negativos. Sin embargo, en esencia somos seres sociales de grandes potencialidades y una importante misión que cumplir. Por su lado, las hormigas cumplen su misión como dispersoras de semillas, polinizadoras y protectoras del equilibrio ecológico de poblaciones de distintas especies.

Dentro de nosotros existe una gran fortaleza que muchas veces nos supera y nos sorprende. Aunque no sea muy evidente, sin importar nuestro tamaño, o lo gigante y pesada que una situación parezca, muchas veces hemos llevado sobre nosotros un peso enorme. Observemos a las hormigas y sigamos su ejemplo de fortaleza y trabajo en comunidad. (O)

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