Las musáceas comestibles, banano y plátano, se encuentran en inminente peligro de desaparición por la cercanía de focos contagiosos del incontrolable mal de Panamá presente en Venezuela, Perú y Colombia, donde su detención no ha funcionado debido a la continua movilización terrestre de caminantes desterrados, a pie o en vehículos portando residuos de suelos y vegetales, medios idóneos de propagación. No hay medidas eficaces para neutralizarlo como lo prueba su rápida difusión desde Asia hasta el continente americano.

Desde que se comprobó su existencia en América en el 2019 han visitado el país misiones de caracterizados expertos e investigadores desarrollando una plausible labor de capacitación, internamente son reconocidos los esfuerzos del Colegio de Ingenieros Agrónomos del Guayas reforzando esa patriótica misión con seminarios impartidos en las provincias productoras. Según nuestro entender, ya se ha cumplido esa etapa previa y el ministerio del ramo ha ejecutado acciones limitadas, similares a las aplicadas en países víctimas del temible mal.

La solución total está en la esfera política, en el convencimiento de que tengan los poderes estatales de su prevención y control, sobre todo de las consecuencias que no hacerlo acarrearía a la economía y a la tranquilidad social por la reducción de exportaciones y la desocupación que causaría su avance. Razón tuvo el estudioso de este tema Miguel Dita cuando sustentó su preocupación por el flujo migratorio que se originaría y la molestia que ese hecho provocaría a los países desarrollados, especialmente a los EE. UU., estimando que de repetirse un impacto como el vivido en las décadas del 60 y 70, cuando desaparecieron miles de hectáreas de banano Gros Michel, en las actuales variedades cavendish con la raza tropical 4, el volumen migratorio llegaría a 12,8 millones de desocupados latinoamericanos.

Renació el optimismo cuando el Gobierno dispuso el 23 de julio del 2021 que el COE asuma las operaciones requeridas para enfrentar al hongo, luego aprobó la estrategia nacional para la prevención, detección y control del Fusarium R4T con manejo fitosanitario y supresión de la enfermedad en caso que aparezca, anunciándose un cómodo financiamiento, comenzando con la importación de cultivares resistentes; pero ocurre que los organismos estatales encargados carecen de recursos, no existiendo formas de detener el acceso por las fronteras norte y sur.

De otro lado, se ha detectado la incontenible marcha de una enfermedad bacteriana denominada moko, tan grave como el Fusarium, pero de posible manejo, con focos contaminantes en banano y las plataneras del cantón manabita El Carmen, que reclaman atención urgente, con la ventaja que hay bioestimulantes que han tenido magnífica respuesta en los sitios en que se han utilizado, abriendo un camino para la recuperación de áreas parcial o totalmente tomadas, con más severidad en plátano, producto básico para la seguridad alimentaria, aportando además a la exportación.

Por lo expresado, el COE es sujeto de responsabilidad política con fiscalización y sanción por parte de la Asamblea Nacional. (O)