Si vas a hacer algo “haz algo que valga la pena recordar”, dijo el cantante Elvis Presley, y es algo que a la perfección aplicó en su último filme –sobre la vida de este artista– el director australiano Baz Luhrmann, cuyas películas anteriores son igual de magistrales: Romeo + Juliet, Moulin Rouge, The Great Gatsby.

La película es un tributo magnífico a la vida de Elvis Presley, con una mención especial para la actuación de Austin Butler, quien interpreta al cantante; además destacan una gran narración, los escenarios, los arreglos musicales y los efectos visuales.

La película muestra a Elvis, al ser humano con sus luces y sus sombras, se acerca a lo que vivió como hijo, esposo, socio, músico y artista.

... “cuando decir algo sea peligroso, canta”. El mensaje es claro: vuelve a lo que te apasiona.

Con la cinta se podría analizar el contexto histórico de grandes cambios políticos, económicos, sociales y tecnológicos de las décadas del 50, 60 y 70 del siglo pasado. También se podría profundizar en el genio que se convirtió en un ídolo musical y un éxito comercial. Se podría comentar los aciertos y errores de su vida personal, la influencia del mánager, el coronel Tom Parker, interpretado por Tom Hanks, así como otros aspectos que enriquecen la película. No obstante, el tema que esta columna explora es la esencia del ser humano Elvis. ¿Hay algo de él que sea un atributo diferencial en el mundo de hoy?

Elvis conectó y encontró su pasión desde muy niño en la música góspel y en la forma de mover el cuerpo. “La gente me pregunta de dónde saqué mi forma de cantar. No copié mi estilo de nadie”, expresó.

En un mundo donde muchos viven de escaparate de las redes sociales, de copiar o imitar, es difícil mantener la originalidad y la autenticidad.

Elvis fue fiel a sus orígenes. La música góspel y la cultura afroamericana, incluso en los momentos más difíciles de su vida y aun cuando su música parecía pasar de moda, constituyeron una fuente poderosa de innovación al fusionar dichos ritmos con el country, dando como resultado un sonido nuevo: el rock and roll.

Para Elvis, tener la fuerza para soñar es vital, “no es posible construir nuestros sueños cuando las mentes son suspicaces”. Vivir atrapados en la desconfianza no permite avanzar hacia las consecuciones de las metas, y no permite que tengamos relaciones fuertes y duraderas. La tenacidad mental sienta las bases para el éxito: “Nunca te doblegues al primer fracaso, ni al primer comentario que te hagan... porque más que te derrumben un sueño, te los derrumbas tú mismo”.

Frente a la polarización que generó liberar un país del racismo, Elvis recuerda una frase del reverendo de la iglesia a la que acudía cuando era niño: “Cuando decir algo sea peligroso, canta”. El mensaje es claro: vuelve a lo que te apasiona.

Finalmente, Elvis nos invita a recordar que los valores son como las huellas dactilares, los dejas sobre todo lo que haces.

Bien vale la pena traer al presente valores que practicó, como el espíritu de grandeza, soñar, la vida con propósito, la confianza, la entrega y autenticidad; valores que si los vivimos cada uno van a marcar nuestra presencia en el mundo y van a hacer de él algo mejor.

Elvis es, sin duda, ¡una película que toca la fibra íntima de quien la ve! (O)