La corrupción supera a los espacios del poder público cuando desde estos le tienen miedo, por las formas de atropello o revancha que pueda asumir o por los riesgos que puedan darse.

Y en esa línea está el uso de ‘legalismos’ formales –”encima de la mesa, todo está bien hecho”, se dice– aun cuando se podría evidenciar, con auditorías o investigaciones, que se usan las formas para pretender ‘legitimar’ la corrupción.

El uso de las ‘medias verdades’ es una de las más execrables formas de ‘legitimar’ la corrupción, por lo que se oculta; como, también lo es, escandalizar para direccionar una investigación solo contra unos, silenciando lo actuado por otros.

La quiebra de las cuentas fiscales, que lleva a que segmentos reducidos de la población, no tramposos, no elusivos ni evasivos, sean hipercargados de tributos, no tiene como causa fundamental el gasto público para dar calidad de vida a los ciudadanos, sino los cráteres secuela de la corrupción. Son cuentas saqueadas.

Lo expresado termina generando un sopor generalizado de corrupción, parecido a los ambientes de fumadores de tabaco o marihuana, que marean y confunden, de los que solo se prefiere escapar y allá que ‘se jodan’ los que no puedan hacerlo. Gravísimo es cuando los que están en espacios de poder son los que toman esta opción de escapar de actos de corrupción, eludiéndolos.

El cuento protector más usado es el derecho a la reserva que pasa a ser el del ocultamiento de ilícitos, porque entonces es forma de impunidad. Debe haber transparencia total, no direccionada para satanizar a unos y no tocar a otros.

En el caso de las daciones en pago a las entidades financieras públicas impuestas en acciones de protección, mediante las cuales créditos por sumas de múltiples millones, que se entregaron en dinero real, están quedando extinguidos con predios de linderos no definidos u otros activos invendibles, liberándose garantías y quedando fondeados con billetes los deudores, por ejemplo, debe publicarse todo lo relativo a tales daciones, incluyendo las aclaraciones de los beneficiarios, si desean formularlas.

Lo que no se paga en dinero a las entidades del Estado, sino entregando bienes inservibles e invendibles, no es que nadie lo pierde, se lo está cobrando el Estado a los ciudadanos en los tributos, es similar a meter la mano en sus bolsillos y robarle su dinero. ¿Qué va a hacer el poder público al respecto? ¿Solo quedarán en más casos de “respetamos las decisiones de los jueces”? Sería tremenda hipocresía.

La caricatura de Bonil del jueves 20 de enero del 2022, www.eluniverso.com/opinion/caricaturas/bonil-nota-342/ es buenísima: la mano abierta símbolo del IESS, que se le presenta a la gitana para que la lea y esta exclama “a usted, mejor, ni le leo la mano (…) no tiene futuro”. ¿Y por qué el sistema de seguridad social está cuasi quebrado, a pesar de los multimillonarios aportes que recibe? Por la corrupción en diversas formas.

Ante la corrupción, el poder público debe ser implacable, nada que solo parezca boleo o tonteo, ni forma alguna de elusión o evasión de la realidad, para supuestamente no tener problemas. (O)