Salvo casos excepcionales, en organismos muy básicos, todos los animales tienen dos sexos y se reproducen apareándose entre ellos de los modos más diversos y curiosos. Los mamíferos nos parecemos mucho, en eso como en tantas otras cosas, pero también se aparean las aves, los reptiles, los peces y hasta los insectos.

Lo que quiero explicar tiene más que ver con el género y pasa con las moscas y los mosquitos, con los sapos y las ranas y con todos los animales, pero se vuelve mucho más interesante en los genéricos de los más cercanos al hombre y que, precisamente por convivir cerca de nosotros hace milenios, distinguimos en la lengua su variedad y condición: caballo, yegua, potro, potrillo, potranca, montado, jamelgo, penco... vaca, toro, novillo, vaquilla, ternero, buey... oveja, carnero, cordero... perro, can, cuzco, cachorro, podenco, sabueso, mastín...

La jirafa y el elefante no son una hembra y un macho sino los nombres genéricos de las jirafas y los elefantes, sean machos o hembras. El perro, el gato y el caballo son masculinos, mientras que la vaca, la oveja y la cabra son femeninos, aunque incluyan a las hembras y los machos de esas especies. Cuando nos cruzamos con una tropa de vacas, toros y terneros, decimos que son vacas. Si vemos caballos, no hacemos la distinción entre caballos, potros, yeguas, potrillos y potrancas. Los leones se distinguen de lejos de las leonas pero en el conjunto todos son leones, igual que los tigres y las panteras. Las gallinas son femeninas y los gansos son masculinos, como los cerdos o los pavos. Y el hombre –el ser humano– cayó en masculino como pudo caer en femenino y quién sabe si un día no termina siendo la hombre.

(...) al paso que vamos, en los insecticidas y en su publicidad habrá que anunciar que matan insectos e insectas...

Si van a respetar la inclusión, los que ocupan el dialecto inclusivo deberían referirse a los animales con la misma distinción: no deberían decir más vacas porque discriminarían a los toros; tampoco pueden decir caballos si además hay yeguas; ni abejas porque estarían dejando de lado a los zánganos; ni perros ni gatos si entre ellos hay perras y gatas; ni ballenas a las ballenas y sus maridos; o pingüinos a los pingüinos porque la mitad son pingüinas; y así podemos repasar todas las especies que entraron en el Arca de Noé.

El lenguaje y el machismo

Hace 70 años la palabra hombre incluía a los varones y las mujeres, pero hoy es casi imposible usarlo en ese sentido, que es la primera acepción del diccionario. Así es el lenguaje cuando está vivo. Y al paso que vamos, en los insecticidas y en su publicidad habrá que anunciar que matan insectos e insectas, mosquitos y mosquitas, cucarachas y cucarachos, polillas y polillos, hormigas y hormigos, ratas, ratos, ratones y ratonas... Y el alimento para gatos y perros deberá incluir a las gatas y a las perras.

Como estas cosas van y vienen, falta un poco más de tiempo para la reacción contraria, brutal, contra toda esta tontería. Solo hay que esperar que los que vengan del otro lado de la grieta nos dejen pensar y expresarnos como se nos dé la gana. (O)