Winston Churchill le recordaba al Gobierno, para reclamarle actuar con energía y velocidad en el rearme británico ante el peligro de la Alemania de Hitler, que “san Antonio el Ermitaño fue muy condenado por los padres de la Iglesia debido a que se negó a obrar bien cuando el diablo así se lo sugirió”. La moraleja, obviamente, es que un gobernante debe hacer lo debido no importa de dónde venga la advertencia. En el caso de las empresas públicas no es lo esencial los motivos que puedan haber movido a La Posta a hacer la denuncia que ha sacudido al país; tampoco si ha sido “usada” por unos perversos resentidos; aparte de que por los talentos exhibidos no parecen ingenuos; tampoco lo es mezclar lo de Seguros Sucre o lo de Isspol; eso sí hay que denunciar y perseguir severamente a todos los responsables; lo que sí es esencial es que el presidente actúe con la energía y velocidad inicial cuando pidió la renuncia de todos los gerentes de las empresas del Estado y le dispuso a la Policía capturar a los denunciados por La Posta, y que ya habían fugado.

Sin embargo, parece que el presidente ha desistido de su decisión diciendo que no va a hacer cambios y que se traerá del cogote al fugado presidente de las empresas públicas; a este lo ha calificado de “torpe”. Pero ese torpe es el que designó a los gerentes de las empresas públicas y quería obtener que su cargo le produjera una fabulosa cantidad mensual; de todos esos gerentes nombrados por el presidente de la EMCO, no es aventurado suponer que designó a personas hechas a su imagen y semejanza (debe haber excepciones, pero todos estarán bajo sospecha).

Sin espacio para dudas

Ese torpe ha estado en el puesto durante toda esta administración y ha sido vicepresidente del Banco Guayaquil durante muchos años. Ya están aflorando casos dudosos como el de Flopec o de la idoneidad administrativa del presidente de Petroecuador, a quien no se le conocen méritos que aseguren una eficiente administración para mejorar la producción petrolera.

Todo esto tuvo lugar ante los funcionarios del Gobierno. Como decía en artículo anterior, hay que dejar, como era antes, que el directorio de cada empresa pública, dirigida por el ministro del ramo, elija al gerente, al ejecutivo.

En solo un mes, Guillermo Lasso pasó de desconocer el motivo de la salida de Hernán Luque a decir que fue por desconfianza

Toda concentración de poder provoca corrupción. Algo así menciona el saliente secretario Anticorrupción, en su único día de trabajo. Debe suprimirse este cargo porque el Gobierno no puede fiscalizar al Gobierno y el presidente debería cumplir su oferta de campaña y solicitar a las Naciones Unidas la creación de una Comisión Internacional Anticorrupción.

El escándalo alrededor de las empresas públicas no disminuirá por sí solo. En la Asamblea se van a destapar todas las acusaciones posibles contra los funcionarios, desde el presidente, sus agnados y cognados.

Ojalá este escándalo no afecte a la consulta popular y se apruebe lo medular: la extradición y el desdentarle al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de sus facultades nominadoras. Se aplaude la decisión de la Corte Constitucional de destituir a los vocales de ese despreciable Consejo. (O)